La alternativa del personalismo
Julio 2022
Fernando Rodríguez Doval
Parece evidente que el cambio de época en que nos encontramos sumergidos requerirá un replanteamiento de muchas ideas y creencias. Una de las corrientes de pensamiento que han emergido con fuerza en el campo del humanismo en los últimos años es el personalismo.
Como su nombre lo indica, el personalismo hace de la persona el centro de su aproximación metodológica. Desarrolla la noción cristiana de la persona como un ser que posee una dignidad inherente que le convierte siempre en un fin en sí mismo, con inteligencia, voluntad, afectividad y sociabilidad; como un ser que aspira a la trascendencia mediante el encuentro con los otros.
El personalismo se desarrolla en Europa en el periodo de entreguerras del siglo XX, en buena medida como respuesta a las ideologías totalitarias que convertían a las personas en medios para lograr fines colectivos, así como al cientificismo y positivismo que negaban la realidad espiritual y metafísica, y al liberalismo con su fuerte carga de individualismo.
Se suele considerar al filósofo francés Emmanuel Mounier (1905– 950) como el padre del personalismo. Católico, Mounier creó la revista Esprit en 1932 a fin de promover un movimiento intelectual que retomara el estudio de la persona humana, en una época marcada por el individualismo, el colectivismo y los totalitarismos de distintos signos ideológicos.
A lo largo de su obra, Mounier critica fuertemente al liberalismo, ya que reduce a la persona a un mero individuo sin vínculos que lo trasciendan. Asimismo, critica al fascismo y al comunismo por sumir a la persona en un colectivismo alienante. Frente a estas visiones equivocadas, Mounier defiende la noción de persona como “un ser encarnado, con libertad para el compromiso, con vocación autónoma pero llamada a vivir comunitariamente”.
La persona existe de forma subjetiva y corporal, está abierta al mundo, a los otros y al Otro: con todos ellos mantiene comunicación. A través de su libertad, es capaz de elegir y comprometerse. En la formación de la persona, la familia juega un rol fundamental, ya que en su seno se aprende a cultivar las relaciones humanas y a socializar. La familia es, además, el sitio en donde se articula lo público y lo privado, y constituye un nudo capital del universo personal. Junto con la familia, también la nación educa y enriquece al hombre, debido a complejidad de posibilidades que le ofrece.
En una época de totalitarismos, Mounier señala que “el Estado es para el hombre y no el hombre para el Estado”. El Estado es un simple medio para lograr la realización de persona y el desarrollo de la comunidad, no puede ser considerado un fin en sí mismo. El derecho debe garantizar que la persona sea protegida contra el abuso del poder. La democracia política debe complementarse con una democracia social y económica efectiva.
Otro destacado exponente del personalismo es Gabriel Marcel (1889–1973), dramaturgo y filósofo, también francés. Marcel considera que la persona es un “misterio” en el sentido de que no es problematizable, lo cual significa que las relaciones que se dan entre los seres personales no se pueden determinar como si de un objeto científico se tratara, sino que dependen de la participación y las experiencias como el amor, la fidelidad o la esperanza, así como de las circunstancias específicas que vive.
La existencia personal pertenece a un nivel de la realidad diferente al de las cosas objetivas. La aproximación filosófica y metodológica debe ser, también, distinta, a fin de evitar reducir a las personas al nivel de los objetos, lo cual ha traído consecuencias políticas y sociales muy desafortunadas.
El ser humano se trasciende mediante la apertura y el encuentro con las subjetividades de los otros. La completa individualidad es ilusoria. Esta participación intersubjetiva es la forma metafísica en que la persona se concreta a través de su propia experiencia.
Dentro de la extensa familia del humanismo trascendente, el personalismo es una de las corrientes que tiene un mayor desarrollo en los últimos tiempos, gracias a pensadores contemporáneos como Juan Manuel Burgos o Carlos Díaz. Su aproximación antropológica es una alternativa doctrinal válida para los partidos que, como Acción Nacional, pretenden renovarse sin renunciar a su esencia.
Fernando Rodríguez Doval es Secretario de Estudios y Análisis Estratégico del CEN del PAN.