¿Qué es el Blockchain?

Marzo 2025

Gerardo de la Cruz Alegría

La Nación

¿Cuántas veces has oído hablar de Bitcoin?, ¿y qué piensas al respecto?, ¿es una estafa?, ¿será conveniente adquirir uno?, pues estas criptomonedas funcionan, básicamente, con blockchain o cadena de bloques. Quizá te estés preguntando cómo y para qué existen, y la respuesta, como esperas, no es sencilla, pero trataré de explicártelo de la manera más digerible posible.

Para empezar, ¿cuántas veces hemos oído hablar de sistemas hackeados?, seguramente varias veces y existen ejemplos muy conocidos, como los de Cambridge Analytica o los Panama Papers. Toda esa información, en los sistemas tradicionales, se guarda en un solo servidor central, y además esa información puede ser modificada, es decir, borrada o alterada. En la práctica, por más encriptada que esté, siempre es susceptible de ser hackeada. En cambio, la cadena de bloques propone que la información, en lugar de estar en un solo servidor, se distribuya en muchos servidores, y lo que ya se registró no se puede modificar. De esta manera, los servidores restantes actúan como escrutadores de la información que se está generando.

Imaginemos una oficina con una impresora que va imprimiendo sobre una pila de hojas enumeradas de manera ilimitada. Estas hojas contienen una cantidad de información limitada, que puede ser de cualquier tipo: transacciones, imágenes, música, registros contables, contratos, etcétera. La particularidad de la cadena de bloques es que la impresora que va llenando de información las hojas la tienen quinientas oficinas más. La información impresa en esas hojas tiene una característica muy importante: no puede ser borrada, es totalmente “inmutable” y debe contener una secuencia numérica, es decir, la hoja número 3 no puede pasar a la 5 o 6, siempre debe pasar a la hoja con el siguiente número, en este caso 4, lo que crea una cadena. En este sistema, todas las oficinas tienen las mismas hojas impresas con la misma información, por lo que se elimina la necesidad de una “oficina central” que contenga los registros. Cada oficina puede verificar sus propios registros y compararlos con los de las demás.

Esto da un grado muy alto de credibilidad a la información registrada, ya que sería muy difícil modificar un registro, tendría que hacerse en todas las oficinas al mismo tiempo, lo cual, en términos reales, implicaría hackear todos los nodos a la vez.

El funcionamiento de este sistema es un poco más complejo. En términos técnicos, cada una de las hojas se llama “bloque”, y cada número de página se llama “nonce” (número usado solo una vez), el cuál es la unión entre dos bloques. Cada oficina se llama “nodo”, los nodos son servidores con ciertas especificaciones técnicas de software y hardware para funcionar y hay diferentes tipos de nodos, pero de eso hablaremos en otra ocasión. Las personas que acceden a la información son los usuarios.

Existen diferentes tipos de cadenas de bloques y maneras de acceder a la información. Una de ellas es el “Proof of Work”, que debe ser validado por todos los nodos, y otra es el “Proof of Stake”, que es validado en función de la cantidad de criptomonedas que un nodo validador tiene en “staking” y el tiempo que las han mantenido y, a su vez, por un comité de validación.

Además, existen diferentes niveles de acceso a la información: puede ser abierta, como en el caso de Bitcoin, en la que todo el mundo puede verla; semiabierta, en la que sólo algunos usuarios pueden acceder a la información; o cerrada, en la que sólo usuarios específicos pueden verla. En algunos casos, cuando se requiere seguridad y privacidad, la información se puede encriptar de manera que no dependa de un solo servidor, sino de varios, lo cual lo haría mucho más difícil de vulnerar.

Cabe resaltar que el blockchain también tiene una necesidad constante de crear nuevos bloques para añadir la información que se va generando, o las “hojas” que se van imprimiendo, como se explicó en el ejemplo de la oficina. Estos nuevos bloques se crean a partir de una validación de datos, es decir, que la información concuerde con la ya guardada previamente (como evitar que gastes un bitcoin dos veces). Cuando la información es validada el bloque se sella y comienza uno nuevo.

Pero este sistema tiene muchas aplicaciones prácticas que podrían modificar la forma en que vivimos. El ejemplo más común es el de Bitcoin, un sistema de cadena de bloques al que se le ha dado un uso como moneda, es decir, toda la información que se guarda en ese sistema representa una moneda con la que puedes intercambiar bienes y servicios. Para que esta moneda funcione, lo principal es su valor.

Al crear el sistema, los programadores pusieron un número limitado de monedas “bitcoins” a la venta y las personas que las compran le dan valor a esa moneda cuando la intercambian por dólares. Es por eso que, cuando en el mercado hay más venta que compra de bitcoin, su valor disminuye, y si hay más compra que venta, su valor aumenta, lo cual responde a la ley de la oferta y la demanda.

Sin embargo, la moneda no es la única aplicación de esta tecnología. Una vez que entiendes cómo funciona, puedes imaginar muchas más. Podría ser utilizada como un registro gubernamental, en el cual cada transacción financiera quede guardada de manera transparente y confiable, sin que nadie la pueda modificar o esconder; un registro jurídico de contratos o de propiedad, como los derechos de autor de música y arte, incluso, podría emplearse para el Registro Nacional de Militantes.

Combinado con el Internet de las Cosas podría tener aún más aplicaciones, como guardar tus datos biométricos para abrir la puerta de tu casa. Su adaptabilidad y alta seguridad han llevado a muchos a reflexionar sobre su futuro.

En resumen, el blockchain básicamente consiste en metadatos que pueden estar encriptados o ser accesibles, como fotos, diseños, música, registros contables, etcétera. La principal diferencia de esta información es que todo lo que se guarda está ligado a una cadena y es inmutable, lo que proporciona certeza y credibilidad. Además, no depende de un solo servidor que pueda ser hackeado.