Compromiso con México y con el PAN

“Hoy me daría vergüenza representar a México ante el Consejo de Europa por la situación de derechos humanos que vivimos: asesinatos, masacres, campos de exterminio. La imagen de nuestro país se ha descompuesto muchísimo”.

Abril 2025

Gerardo de la Cruz Alegría

La Nación

La consejera nacional vitalicia del PAN, Lydia Madero, inició su carrera política en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en 1986. Su historia no sólo es el retrato de una pionera panista, sino también un testimonio de convicción, de lucha y de cómo las mujeres han abierto camino dentro de la vida política mexicana.

Nació en Monterrey en 1950, pero posteriormente se trasladó a Tamaulipas luego de contraer matrimonio. Estudió Trabajo Social y realizó una maestría en Sociología Rural. Ya inmersa en el ámbito legislativo decidió estudiar Derecho al darse cuenta de la necesidad de defender legalmente las causas que políticamente ganaban, pero legalmente perdían.

En entrevista con La Nación compartió que su acercamiento al PAN fue, como muchas cosas en la vida, inesperado. Participaba en proyectos de investigación agrícola en la Universidad Autónoma de Tamaulipas cuando se le invitó a refundar el partido en Ciudad Victoria. “Era la tercera vez que intentaban levantar al PAN ahí, las otras dos veces, los dirigentes murieron… y con ellos el partido”.

Ante la negativa de varios hombres a postularse como candidatos a presidente municipal, Lydia propuso una fórmula integrada por ella y un compañero. “Pero su esposa no lo dejó… y me quedé yo sola, auto-invitada”, relató.

En ese momento comenzó su camino: sin dinero, sin equipo, sin experiencia, pero con toda la convicción. Tocaban puertas, hablaban en las plazas y hacían campaña como podían. “Éramos la candidata a diputada Leonor Sarre y yo, a quien recuerdo con alegría por ser una fiel compañera”.

La anécdota más reveladora ocurrió cuando sus hijos le preguntaron: “¿por qué no te decidiste por el PRI?”, reflejo de una época en la que ser panista era ir contracorriente.

Lydia recuerda cómo en una convención nacional del PAN en San Luis Potosí compartió su experiencia con la asamblea y ese testimonio espontáneo, lleno de honestidad, provocó que liderazgos como Luis H. Álvarez y Clara Torres decidieran apoyarla.

Su primer resultado electoral, aunque no fue victoria, sí fue histórico. “En la elección anterior, el PRI ganó con 3 mil votos. Nosotros, con todas las dificultades, sacamos 7 mil 500”.

Posteriormente, aceptó contender por la vía plurinominal por un escaño en el Senado, pero con la convicción de pelear el lugar en su estado. Invitó como suplente a un abogado de renombre, quien inicialmente rechazó la propuesta, luego cambió de opinión y finalmente se convirtió en su contrincante, impulsado —según él— por presiones de figuras como Diego Fernández de Cevallos. “Me sentí traicionada. Yo estuve en toda su campaña con Diego, incluso coordinando voluntarios. ¿Cómo es posible que impulsara a alguien contra mí?”, relató indignada. Aun así, ganó la candidatura y más adelante una curul en el Senado.

Más adelante, durante su etapa en el Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL) trabajó para fortalecer la participación de organizaciones civiles y se enfrentó a un sistema que favorecía a ciertos grupos. Decidió implementar una evaluación de proyectos, eliminando nombres de promotores para asegurar imparcialidad. “Por primera vez, quienes siempre ganaban no lo hicieron, se molestaron, quisieron correrme, pero fue lo justo”, dijo con firmeza. A su salida de este cargo, esas mismas personas le reconocieron las mejoras en el método de selección.

Lydia se involucró en proyectos enfocados en generar emprendedores en el interior del país. “Lo que hacíamos era fomentar que las personas pudieran tener su propio negocio, su propia fuente de ingreso. La idea era que no dependieran de un patrón, sino que pudieran sostenerse y sostener a su familia con dignidad”.

Durante la entrevista, lamentó que estos programas hayan sido eliminados por el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador.

Tras la muerte de su padre y una etapa personal difícil, Lydia buscó una nueva oportunidad profesional y envió un correo al entonces presidente Felipe Calderón donde le propuso representar a México ante la Santa Sede. “Le dije que estaba libre, con experiencia y ganas de servir, al día siguiente, me habló, me sentí escuchada”.

Relató con entusiasmo cómo surgió la oportunidad de representar a México ante el Consejo de Europa. “Me ofrecieron ir a Estrasburgo, en donde no había titular desde hacía dos años y medio”.

En 1999, México fue aceptado como país observador ante el Consejo de Europa, un organismo dedicado a la defensa de los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho. Ahí, Lydia Madero desempeñó un papel protagónico. Aunque no le otorgaron el título de embajadora formalmente, por razones políticas, actuó como tal. “Me trataron como embajadora, lo importante era el trabajo, no el título”.

Durante su estancia en Estrasburgo organizó múltiples eventos culturales para posicionar a México positivamente entre las naciones europeas: proyecciones de cine mexicano, conciertos de cuerdas en iglesias históricas, cenas temáticas y celebraciones tradicionales como el Día de Muertos en la sede del Consejo de Europa.

Lydia Madero también reflexionó sobre el deterioro de la imagen internacional de México. “Hoy me daría vergüenza representar a México ante el Consejo de Europa por la situación de derechos humanos que vivimos: asesinatos, masacres, campos de exterminio. La imagen de nuestro país se ha descompuesto muchísimo”.

Tras concluir su misión en Europa al final del sexenio de Calderón, regresó a Monterrey, en donde reside su familia. Aunque enfrentó algunos obstáculos para reinsertarse en la estructura partidista local fue reconocida por su trayectoria y recientemente recibió la consejería vitalicia nacional, tras haber sido consejera durante 19 años y medio.

Actualmente, es tesorera del Comité Directivo Municipal de San Pedro y Secretaria Estatal de Acción en Plenitud. A lo largo de los años, Lydia Madero ha sido referente del panismo nacional. Su historia no se entiende sin esa primera campaña hecha desde cero, sin recursos, y nacida del vacío que dejaron los que dijeron que no.

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