Una farmacia que no es farmacia
Mala solución para distribuir medicamentos
Enero 2024
Andrés Castro Cid
El presidente de México niega que el proyecto de la megafarmacia, tras su inauguración, haya fallado. En sus conferencias mañaneras, al ser cuestionado sobre el desabasto de medicamentos, insiste, sin pruebas, que lo publicado en los medios de comunicación es falso y asegura que las versiones de la falta de medicamentos vienen de los propios medios de comunicación con el fin de afectarlo.
Sobre este tema, Éctor Jaime Ramírez Barba, médico cirujano, maestro en administración pública y diputado federal por Acción Nacional, en primer lugar, calificó como un gran mérito que López Obrador haya reconocido al fin que sí existía un desabasto de medicamentos.
“Además, es un súper almacén, no es una farmacia, no cumple los requisitos de ley para ser considerada farmacia, aunque la Cofepris se lo pueda firmar, pero en la Ley de Salud queda muy claro qué es una droguería, qué es una botica y qué es una farmacia. Eso es un centro de distribución, es un súper almacén como lo tuvo el IMSS hace 30 años”, precisó.
Ramírez Barba explicó que el problema en el desabasto de medicamentos se originó cuando el presidente llegó a la titularidad del Ejecutivo y consideró que el sistema de distribución de medicamentos de ese entonces no servía, que existía corrupción con las grandes empresas que participaban.
Con ese diagnóstico, agregó el legislador blanquiazul, López Obrador hizo un cambio a la Ley Orgánica y encargó a la Oficialía Mayor de Hacienda hiciera las compras y, entonces, en esa transición detuvieron la adquisición de medicamentos.
“Convocaron a una reunión en un hotel de la Ciudad de México, colocaron unas 50 computadoras, porque se iba a hacer con mucha transparencia, llegaron más de 300 oferentes, ni siquiera sabían cuántos iban a ser los oferentes y, pues, valió la primera licitación”.
En este contexto, el legislador por Guanajuato explicó que en nuestro país se consumen 5.5 millones de medicamentos por día, es decir, más de dos mil millones de piezas de medicamentos de diferente índole. Entonces, se le entrega esa responsabilidad a una oficina que no tenía el conocimiento sobre este tema y al momento de hacer la primera licitación de compra la realizaron sin tener la más remota idea de cómo se hacía.
Además, precisó que hacer un medicamento puede tardar entre cuatro meses y un año, entonces, cuando se van a consumir cinco millones de medicamentos, pues depende de qué tipo de medicamento se trate, ya que se dividen en tres grandes grupos:
- Los medicamentos que se hacen en México. Los precursores se llaman API y son genéricos, es decir, que son usualmente de precio-costo y que hay muchos laboratorios nacionales.
- Son medicamentos genéricos, pero que las API las tienen que traer del extranjero y hacerlos.
- Son medicamentos de patente, se hacen en el extranjero y, además, como tienen fecha de caducidad, la ley marca que cuando se compra un medicamento debe tener ciertas fechas; entonces, hay un plazo de caducidad para cada tipo de medicamento. Una vacuna caduca en seis meses, por ejemplo.
De ahí que se debe tener claro el momento de producción del medicamento para no guardarlos en un súper almacén. “No existe un almacén mundial para ir sacando lo que se necesita, se hacen sobre pedido. Entonces, un país que tiene 2 mil 460 municipios, más de 30 mil unidades médicas no es tan simple.
“¿A qué me refiero? Imagínate que vives en la sierra de Oaxaca, en el municipio más pequeño de este país que tiene 90 habitantes, pues son cuatro casitas. Tú sabes cuántos hombres son, cuántas mujeres, se sabe cuántos se enferman de gripe, a cuántos les da diarrea y se calculan los medicamentos que usualmente son genéricos”, explicó.
Ramírez Barba detalló que no se va a comprar un antigripal en junio, se sabe que el invierno causa enfermedades de otro tipo, en verano se requieren los antidiarreicos, entonces, se va calculando con base a la morbilidad, es decir, saber de qué se enferma la gente, cómo hacer las compras y considerar las fechas de caducidad.
Señaló que el primer intento de este gobierno para resolver el problema que ellos mismo causaron fue cambiar la Ley Orgánica, no se logró. Lo intentan, dijo, solventar con un cómprenlo como puedan y al comprar como se pueda significa que se compra de a poquito y si es de a poquito es más caro. Entonces, han estado comprando caro y, además, como ya no hay mucho, pues licitaron directamente, se hace una asignación directa con toda la corrupción que implica.
Un segundo intento para hacerlo bien, apuntó el legislador, fue cuando el presidente dijo que sea el INSABI el que lo compre y pues falló el INSABI. Entonces, agregó, el gobierno decide hacerlo con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), firman el convenio, lo anuncian y resulta que fallan otra vez en este intento con la UNOPS.
Con esta nueva falla el gobierno le encarga de nueva cuenta a la Oficialía Mayor de Hacienda, pero ahora en coordinación con la Secretaría de Salud, hacerse cargo y fracasan otra vez, y de ahí vienen más intentos con más fallas, hasta que anuncian la construcción de una bodegota para que ahí se guarde lo que van a distribuir a otros lugares.
Tras el anuncio de este reciente proyecto, Éctor Jaime aseguró que ya se veía venir este reciente fracaso y dio un ejemplo simple. “El presidente con toda su fuerza, tras el paso de un huracán en Guerrero, él iba en un Jeep y quedó atorado”.
Si el presidente con toda la fuerza del Estado queda atorado, basta imaginar lo que podría suceder al llevar un medicamento a Guerrero, ¿cómo surtir a las farmacias, a los hospitales? aunque él diga que ha surtido, la gente allá va a decir que no es cierto.
El legislador por Guanajuato recordó que antes de la llegada de López Obrador a la presidencia de México, en el país se tenía un abasto promedio del 97 por ciento de medicamentos y los hospitales o clínicas públicas que presentaban desabasto era porque no compraban bien o porque no pagaban como era el ISSSTE.
Subrayó que la megafarmacia va a ser un fracaso con pena, con mucha pena, porque los más afectados siempre han sido los pobres.
Lo anterior, expuso, debido a tres elementos base: el primero es la encuesta de ingreso y gasto en los hogares, en donde se indica que los más pobres han gastado más del doble de lo que erogaban antes en medicamentos.
De acuerdo con los datos de mortalidad, dijo, los mexicanos que más murieron fueron los más pobres por la falta de medicamentos y por la falta de acceso a la salud. En el caso del IMSS, por ejemplo, se informó que 46 de cada 100 mexicanos se atendieron en consultorios privados.
Sobre esto último, Ramírez Barba lamentó que este problema en el sistema de salud pública está provocando la privatización de la salud, porque la gente al no encontrar cita y medicamentos acuden a los hospitales privados.