A veces tener la razón duele
Diciembre 2022
Felipe de Jesús González Castañeda
Al cierre de esta edición agoniza el 2022 que nos deja un clima de sentimientos encontrados. Tener razón también puede ser doloroso. Por un lado, se confirma que los hechos nos hayan dado la razón, pero por la otra nos duele que nuestros pronósticos se cumplan porque ahora, para donde veamos, vemos las ruinas que va dejando el gobierno de la destrucción nacional.
Desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco dijimos que sería la peor decisión económica de López Obrador porque espantaría las inversiones, frenaría la economía y generaría desempleo. Tuvimos razón.
Desde el primer día de gobierno dijimos que López Obrador siempre se ha hecho la víctima para actuar como verdugo. Y tuvimos razón. Durante cuatro años en el poder no ha hecho otra cosa que hacerse la víctima y actuar como verdugo.
Cada día hay más gente que está abriendo los ojos ante la perversidad, la mentira y la incapacidad del gobierno, pero para hacerlo tuvo que sufrir mayor pobreza y desempleo, escasez de medicinas en el sector público o la falta de vacunas para dos tercios de los niños.
El 2022 nos dejó la certeza de que López Obrador, a pesar de todo el poder que concentra en su persona, ya no podrá conseguir su sueño guajiro. Soñó con el desarrollo estabilizador y quiso ser como Echeverría, quien controlaba los tres poderes, el Banco de México, todos los sindicatos oficiales, las importaciones y las exportaciones, a la mayoría de los partidos de oposición, a los empresarios.
El 2022 nos deja la profunda convicción de que podemos y debemos cambiar a México.
Acción Nacional avanzó mucho, sobre todo hacia adentro, para fortalecerse. ¿Qué tan importante es para México contar con un partido de oposición unido en sus convicciones? No podemos estar desunidos si queremos ganar una elección que, desde ya, se anuncia como elección de Estado.
Avanzamos en hacer más fluida la conversación con la sociedad civil y con los organismos internacionales. En el mundo, México ya no es considerado como una democracia plena. Y los ojos de muchos -periódicos, organizaciones, gobiernos- están atentos y condenan el embate del gobierno en contra de la democracia, contra el INE y contra los contrapesos.
Avanzamos en la definición de los términos y de las exigencias de hechos congruentes con otros partidos de oposición. Pero sobre todo avanzamos en una transformación interna que nos deja muy fortalecidos y a la vanguardia de la oposición. No sólo somos la principal fuerza de oposición, somos la más democrática en sus procesos internos, la más paritaria en sus cuadros dirigentes, hoy tenemos más mujeres que hombres en las presidencias de los comités estatales.
Además, por primera vez en 83 años, Acción Nacional se abre a la sociedad, facilitando la incorporación de nuevos militantes, especialmente jóvenes. Este es un cambio fundamental. De tal manera, hay un cambio profundo en lo interno y pronto se verá en la relación de Acción Nacional con la ciudadanía que aspiramos a que se refleje como un partido cercano a las necesidades de la gente.
¿Cuáles son los principales retos? El reto principal de Acción Nacional en 2023 es movilizarse para convencer a la ciudadanía de la necesidad de contar con un Estado de derecho como base de toda la convivencia social, económica y política. Entre los muchos retrocesos que ha tenido el país, el peor de todos consiste en abandonar el imperio de la ley. El presidente lo ha dicho muy claro y varias veces, que a él no le vayan con el cuento de que la ley es la ley.
Ningún Estado, ningún gobierno, ninguna nación puede sostenerse sobre la base de los caprichos de un solo hombre. Por eso es muy alentador que en 2022 la sociedad civil se haya movilizado en defensa del INE. La ciudadanía rebasó las expectativas en 50 ciudades del país y el gobierno reaccionó como lo hace siempre, con odio y resentimiento, organizándose su propia marcha de desagravio, como Díaz Ordaz ante los estudiantes en 1968.
En contra de lo que esperaba, la contramarcha del gobierno no exhibió fuerza, sino debilidad estructural. El gobierno está perdiendo la confianza de la gente y, lo más importante, está perdiendo credibilidad, pues las 100 mil mentiras del presidente quedan exhibidas todos los días por la realidad.
Al cierre de esta edición también se confirma que Morena no es un partido político, es un instrumento para legitimar el poder, como lo era el viejo PRI de los 70. Han dado pruebas suficientes de que no tienen principios ni escrúpulos.
Se colocan al margen de la ley y sus actos son abiertamente inconstitucionales. Ahí está la Ley de la Guardia Nacional, la Ley Nacional del Uso de la Fuerza, la Ley del Registro Nacional de Detenciones, entre muchas otras, controvertidas en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Por eso no es novedad que intenten burlar la ley para mantener sus campañas adelantadas. Es su naturaleza violar la ley, El gobierno y su partido ya dejaron en claro que utilizarán todo el poder del Estado y todos los recursos sucios para conservar el poder. Hay ejemplos de sobra.
Pero he aquí la buena noticia: no van solos, como se vio en las elecciones federales de 2021 y la gran marcha en defensa del INE. Las y los mexicanos ya están hartos de las tropelías del gobierno y su partido.
La desventaja es aparente y puramente mediática, es una percepción creada por el gobierno para distraernos de las condiciones reales del país y de la situación política objetiva. Como López Obrador no ha conseguido en cuatro años ningún logro que pueda presumir, adelantó la sucesión presidencial, pero degradó a sus precandidatos a la condición de “corcholatas” para implicar que él es el único que cuenta.
Y así concluye un año más de un gobierno que ya está en declive. Deseo para nuestro país un mejor futuro, con un cambio de rumbo, con más y mejores oportunidades para todas y todos, con seguridad y tranquilidad para las familias. A los lectores de La Nación les deseamos una muy Feliz Navidad y un 2023 lleno de bendiciones.
Felipe de Jesús González Castañeda es Secretario de Comunicación del CEN del PAN.