Guía para sobrevivir al régimen

“En tiempos donde las libertades se cuestionan desde el poder, sobrevivir es un acto colectivo, pero además ahora es digital. En el PAN defendemos la libertad y exigimos seguridad para las familias mexicanas”: @MiguelPenaflor

Junio 2025

Mike Peñaflor

La Nación

En los regímenes autoritarios el silencio se convierte en política de Estado. Se empieza con una mayoría legislativa, se avanza hacia la captura de jueces y termina por consolidarse un poder sin límites. Esto no es nuevo, ya lo vimos en Venezuela y en otros países alrededor del mundo. Hoy, México está pasando por lo mismo.

Pero las y los mexicanos no estamos indefensos. Esta guía no pretende sembrar miedo, sino ofrecer claves para resistir —especialmente en el ámbito digital— cuando las instituciones se inclinan ante el poder.

  1. El primer paso del régimen: controlar la narrativa

En Venezuela, el chavismo desmanteló progresivamente la libertad de prensa. Según Human Rights Watch “la concentración de poder en el Ejecutivo y la erosión de los mecanismos de control permitieron abusos sin consecuencias” (Watch, 2012). Medios críticos fueron cerrados, periodistas perseguidos y la censura se volvió norma.

En México la historia empieza a rimar: cada vez hay más presión sobre medios independientes, campañas de desprestigio contra periodistas y un uso sistemático de redes sociales para imponer una versión única de los hechos. Lo ocurrido con el llamado fraude judicial —el intento de Morena por imponer jueces a modo— revela un patrón de captura institucional disfrazada de reforma democrática.

  1. El régimen digital: vigilancia y represión en línea

También Venezuela fue pionera en sofocar la crítica en internet. La Ley contra el Odio, aprobada en 2017, castigaba con hasta 20 años de cárcel a quienes “difundieran mensajes de intolerancia” en redes sociales. Plataformas como Twitter o portales de noticias fueron bloqueados por el ente regulador “Conatel”.

En México, aunque sin leyes tan explícitas, ya se han documentado ataques coordinados contra voces críticas, uso de bots para manipular tendencias y acoso digital por parte de simpatizantes del régimen. Actualmente, se discute en México la reforma a la Ley de Telecomunicaciones, que ha sido llamada #LeyCensura por el contenido que manifiesta. Como advierte la Asociación Venezolana de Sociología, “el cerco no sólo se construye con censura, sino también con saturación de propaganda”.

  1. Estrategias para resistir desde lo digital

Cuando el régimen quiere controlar la realidad, defender la verdad se vuelve un acto de resistencia y valentía. Estas son algunas estrategias que se han usado —con éxito— en contextos autoritarios:

  • Cifrado y anonimato: usar VPNs, mensajería cifrada y navegadores seguros para proteger la comunicación.
  • Periodismo ciudadano: registrar abusos con fotografías, videos o testimonios verificados.
  • Redes solidarias: crear grupos de apoyo ante detenciones, amenazas o censura.
  • Educación digital: enseñar a otros cómo reconocer la desinformación, cuidar sus datos y usar herramientas seguras.
  1. México todavía tiene oportunidad

La diferencia entre Venezuela y México, por ahora, es el tiempo. Aún tenemos instituciones independientes, prensa crítica y una sociedad civil organizada. Pero cada intento por debilitar al Poder Judicial —como el fraude judicial denunciado por juristas, académicos y la oposición— erosiona nuestro sistema democrático, acabando con la República.

La defensa del sistema de justicia no es sólo una causa jurídica: es el dique que separa la democracia del autoritarismo. Como advirtió la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso venezolano, “la independencia judicial es pilar esencial para el Estado de Derecho y no puede estar sujeta al vaivén político”.

Conclusión: organizarse es sobrevivir

Resistir a un régimen no se trata solamente de protestar. Se trata de informar, protegerse, colaborar y nunca normalizar lo inaceptable. El autoritarismo moderno no siempre encarcela: muchas veces etiqueta, desacredita, ridiculiza. Pero el resultado es el mismo: silencio.