La misoginia de la 4T

Febrero 2021

Valeria N. Pérez

La Nación

Un verdadero compromiso federal en favor de las mujeres, con acciones que erradiquen la violencia de género de manera efectiva, necesita más que discursos vacuos como aquellos a los que nos tiene acostumbradas la 4T encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La implementación de políticas que garanticen la equidad, así como la atención a las demandas de justicia de las mujeres en este país, simplemente no existe. Las declaraciones de López Obrador ante temas de gravedad como el incremento de la violencia durante el confinamiento o el feminicidio, minimizan de manera ofensiva e, incluso, tienen la osadía de negar que en este país la vida de las mujeres corra peligro.

Indigna recordar que el 8 de marzo de 2018, MORENA publicó un video con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en el que aseguraba que las mujeres de México apoyaban al “único proyecto que impulsa su participación y liderazgo”.

En este video se mencionaba que el entonces candidato presidencial tendría un gabinete paritario, integrado en el 50 por ciento por mujeres. Este gesto no sorprende por dos motivos:

Primero, las elecciones presidenciales de 2018 estaban a poco menos de cuatro meses de realizarse y las mujeres en el país somos una gran fuerza de voto. No hay que olvidar que en el 2018 nuestra participación en las urnas fue del 66.2 por ciento en comparación del 58.1 de los hombres registrados en el padrón electoral.

El supuesto “compromiso” con la paridad de género del entonces candidato no pasó de ser una simple promesa de campaña, misma que cumplió tal como se despacha un mero trámite, sin ningún compromiso real en favor de las mujeres.

Segundo, AMLO olvida que aunque la dirección de las mujeres en puestos clave del Estado es indispensable en una democracia, se necesita más para garantizar la paridad, la libertad y la justicia hacia nosotras.

A la fecha, la paridad se mantiene en las secretarías de Estado como el más alto orgullo en materia de género de esta administración. Una fachada detrás de la que se esconde una apabullante misoginia.

Fue con el visto bueno del presidente que se eliminaron las estancias infantiles sin importar el daño que esta medida ocasiona a las madres trabajadoras y a las familias que, de manera inequitativa, descargan las labores de cuidado en las mujeres.

Fue con la aprobación de Andrés Manuel López Obrador que se eliminaron los recursos de apoyo para los refugios que atienden a las mujeres víctimas de violencia, en un país donde, en promedio, 10 mujeres son asesinadas.

Fue el propio presidente, que irresponsablemente desestimó la crisis de violencia feminicida, quien aseguró, en una de sus conferencias matutinas de mayo de 2020, que el incremento de las llamadas de auxilio y las denuncias durante la pandemia son falsas, son broma, no existen, a pesar de que según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a diciembre de 2020 se recibieron 16 millones 221 mil 879 llamadas reales.

El presidente, quien vive en una fantasía, negó que exista la violencia de género en el confinamiento con el argumento de que “siempre ha habido una convivencia en armonía” en la familia mexicana. Ojalá estuviera enterado de que de las más de 16 millones de llamadas (que no fueron broma) al 911 en 2020, el 4.25 por ciento fue por violencia familiar, el 1.46 por violencia de pareja y el 1.60 por violencia en contra de las mujeres. Al presidente sencillamente no le importan las mujeres.

Tres años después de que MORENA se jactara en su propaganda de ser el “único proyecto” que impulsa a las mujeres, su misoginia ha quedado expuesta de forma violenta en este año electoral con el espaldarazo a Félix Salgado Macedonio como candidato a la gubernatura de Guerrero.

Señalado por cuatro mujeres de abuso sexual y violación, el presidente de la República ha nulificado estas acusaciones y revictimizado a las denunciantes al esgrimir con desdén que sus testimonios son “partidistas” y responden a la temporada electoral.

Ni el presidente, ni el partido, han manifestado una condena a la violencia sexual. Tampoco movieron un dedo para cancelar el registro de Salgado Macedonio. El partido que “impulsa a las mujeres” ha desoído incluso a las militantes que desde las entrañas de este partido se han manifestado en contra de esta complicidad patriarcal que perpetúa la violencia en contra de la cual diariamente luchamos las mujeres de este país. No dejemos de señalarlo: este gobierno es cómplice de la violencia de género.