La galaxia rosa, a 35 años de la caída del muro de Berlín
Enero 2025
Fernando Rodríguez Doval

En noviembre pasado se cumplieron 35 años de la caída del muro de Berlín. Este símbolo de opresión, construido en 1961 por el régimen comunista de la República Democrática de Alemania (RDA), dividió familias, ciudades y culturas durante casi tres décadas. Miles de personas arriesgaron su vida para intentar cruzar del este autoritario hacia el oeste libre; curiosamente, no hay un solo caso documentado en sentido opuesto. Su colapso significó no sólo la reunificación de Alemania, sino también el principio del fin de la Guerra Fría y una victoria global para los ideales de la libertad y la democracia.
La caída del muro de Berlín fue el gráfico fracaso económico y político del socialismo real; pero contrario a lo que suele pensarse, esta ideología no desapareció como amenaza a la libertad, a pesar de que haya surgido un nuevo orden mundial después de aquel noviembre.
Hoy hay regímenes inspirados en el marxismo en países como China, Corea del Norte, Nicaragua, Cuba o Venezuela, además de que existen organizaciones internacionales promotoras de esta ideología, como es el caso del Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, la Internacional Progresista o, en suma, toda la “galaxia rosa” excelentemente documentada por el politólogo alemán Sebastian Grundberger (puede descargarse gratuitamente aquí: https://dialogopolitico.org/libros/la-galaxia-rosa/). Quizá la principal diferencia entre los antiguos comunistas y los actuales, es que ahora intentan llegar al poder a través de las elecciones para después socavar la democracia desde dentro: México es un triste ejemplo.
En esta investigación, Grundberger desenmascara a la izquierda autoritaria que subordina el orden democrático a otras aspiraciones –como el socialismo bolivariano—, y que hoy se ha hecho con el poder total en Cuba, Venezuela y Nicaragua, y se ha fortalecido en Bolivia, Honduras, Colombia y México.
Grundberger habla de las diversas constelaciones que conforman esta “galaxia rosa”, y que son sindicatos, partidos, movimientos, publicaciones, centros de investigación y activistas individuales que funcionan como un partido político transnacional de izquierda que lo mismo apoya a las dictaduras cubana, nicaragüense y venezolana que defiende la invasión rusa a Ucrania, el estado teocrático islamista de Irán o la política comercial china. Todo con un lenguaje pretendidamente “contrahegemónico” y donde siempre aparece como principal enemigo “el neoliberalismo”.
Esta galaxia comparte varias estrategias, como la manipulación autoritaria de las estructuras democráticas, la creación de narrativas polarizantes y la apropiación de conceptos, todo con el fin de llegar al poder para instaurar regímenes no democráticos y fuertemente ideologizados.
La democracia es frágil. Son varias las mediciones que acreditan que la democracia ha perdido seguidores en América Latina durante las últimas dos décadas. Según el Latinobarómetro 2023, una mayoría de 54 por ciento de habitantes de este subcontinente aseguraron estar a favor de un gobierno no democrático si éste resuelve sus problemas (este porcentaje es del 56 por ciento para el caso de México).
Esta erosión democrática en la región no ha surgido por generación espontánea, sus causas son múltiples. Una de ellas, sin duda, tiene que ver con los denodados esfuerzos de un conjunto de actores, instituciones y asociaciones de izquierda que, bajo una pantalla supuestamente progresista, trabajan activamente para socavar los principios de la democracia liberal.
La democracia requiere, pues, un fortalecimiento institucional cotidiano, la tolerancia entre actores políticos que piensan distinto y la contención gubernamental. Hoy está en peligro en toda América. Hace falta alzar la voz y denunciar los signos autoritarios. Eso es justamente lo que hace el libro de Sebastian Grundberger: su lectura es obligada para dejar de rendirse ante los siempre falsos romanticismos revolucionarios.
Enfrentar las nuevas formas de autoritarismo exige una ciudadanía activa, instituciones robustas y un compromiso renovado con los valores de libertad, justicia, solidaridad y dignidad humana.
Fernando Rodríguez Doval es Consejero Nacional.
X: @ferdoval
