¿Algo está cambiando en el INE?

Junio 2023

Fernando Rodríguez Doval

La Nación

Fue el pasado 13 de noviembre. Millones de personas en todo el país inundamos las calles para exigir respeto al Instituto Nacional Electoral frente a los embates gubernamentales que buscaban destruirlo. No es exagerado afirmar que aquella proclama de “El INE no se toca” pasará a la historia como uno de los episodios cívicos más vigorosos de la historia de México.

Los ciudadanos que salimos a marchar teníamos claro que no estábamos defendiendo a una persona, por más simpatías que pudieran existir hacia la valentía que mostraba el entonces presidente del INE, Lorenzo Córdova. Marchábamos en defensa de una institución que costó mucho trabajo construir, muchos años de luchas, diálogos, acuerdos y reformas y que, en esos momentos, era asediada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Finalmente, no fue aprobado el llamado “Plan A” y el “B” fue declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Triunfó la marea ciudadana que se manifestó en defensa de su propio derecho a votar.

Sin embargo, algo ha cambiado en el INE desde que asumió la presidencia Guadalupe Taddei. Todos pudimos ver cómo el Gobierno federal intentó por todos los medios colonizar al INE durante la elección de los nuevos cuatro consejeros. La quinteta que el Comité Técnico conformó para ocupar la presidencia era de puros incondicionales a la llamada “Cuatro Té”. Hoy, esa falta de neutralidad ya se empieza a notar en aspectos que influyen negativamente en el proceso electoral del próximo año.

Por un lado, vemos a una autoridad electoral completamente ausente frente a la descarada violación a la ley que están haciendo las llamadas “corcholatas” morenistas. A pesar de que la precampaña comienza oficialmente en noviembre, quienes aspiran a la candidatura presidencial de Morena llevan meses pintando bardas y colgando espectaculares por todo el país; y desde hace unos días, ya están en abierto proselitismo con mítines y entrevistas. El INE se ha prestado a la simulación, emitiendo incluso un conjunto de “recomendaciones” para que supuestamente no violen la ley los aspirantes morenistas. Es decir, la propia autoridad electoral les dice cómo fingir para darle la vuelta a la ley. Muy preocupante.

Por otro lado, la ingobernabilidad al interior del INE se hace cada día más evidente. Varios meses después de asumir el cargo, la nueva presidenta no ha podido juntar los ocho votos indispensables para proponer al nuevo secretario ejecutivo de la institución, quien es la persona encargada de operar todo lo acordado por el Consejo General. Las propuestas que ha hecho no han logrado el consenso requerido, en parte porque no garantizan la imparcialidad y la capacidad indispensables.

Y todos fuimos testigos de la reunión que el Consejo General tuvo en Palacio Nacional con el presidente de la República. Si bien es cierto que en un régimen democrático es saludable que exista diálogo institucional, también lo es que las formas en las que se llevó a cabo esa reunión distaron mucho de ser propicias para comunicar un mensaje de autonomía.

Las instituciones son más fuertes que las personas, pero están conformadas por personas. El INE tiene una fortaleza que se deriva de la ley, de sus propias reglas y de su trayectoria histórica. Sin embargo, no es inmune al mal comportamiento de quienes lo integran.

La elección presidencial de 2024 será tensa, dura, reñida. El gobierno intentará imponer, contra viento y marea, a su candidata o candidato. Se requerirá un INE verdaderamente autónomo y valiente. Se requerirá un INE como el que millones de personas salimos a defender hace tan solo unos meses.

 

Fernando Rodríguez Doval es Secretario de Estudios y Análisis Estratégico del CEN del PAN.

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