Transformación de 4ta
Septiembre 2024
Gerardo de la Cruz Alegría
Así termina el sexenio de AMLO, en una última representación de teatro del absurdo donde la realidad y la ficción se abrazan con gusto. Nuestro presidente, cual narrador de una novela épica, cerró su mandato con una afirmación tan monumental como desconcertante: el sistema de salud mexicano, mejor que el de Dinamarca, es una maravilla que desafía la lógica. Mientras millones de mexicanos sobreviven para pagar las medicinas que no te dan, él asegura que hospitales y doctores florecen como en un cuento de hadas. En su versión presidencial de la verdad, todo es perfecto... excepto la realidad, que no hace más que recordarnos que los milagros son para los crédulos.
Por fin, el último
Así, con toda la solemnidad que da una mentira repetida mil veces, nuestro presidente cerró su sexenio diciendo que el sistema de salud en México es "mejor que el de Dinamarca". Claro, esto después de que millones de mexicanos han aprendido a pedir recetas de medicamentos como si fueran milagros y que las consultas médicas se convirtieran en eventos tan raros como ver un unicornio. Pero no importa, porque en la imaginación presidencial, los hospitales están llenos de doctores felices y medicinas gratis. Y, por si fuera poco, en sus mañaneras, ese "diálogo abierto", se nos garantizó el derecho a la información... pero sólo si aceptabas que "la verdad" es la que sale de Palacio Nacional. ¡Ah! Y si no, pues te tocaba tu dosis diaria de estigmatización.
Un Grito antes del Grito
Justo antes de su último Grito de Independencia, AMLO lanzó un decreto con más ruido que la campana de Dolores: la reforma judicial se publicó en el Diario Oficial, y ¿quién mejor que Claudia Sheinbaum como testigo? Tal vez porque necesita aprender cómo ignorar tribunales cuando no le favorecen. El Tribunal de Colima dijo "¡Alto!", pero AMLO escuchó "Sigue". Total, que el presidente y sus 86 senadores decidieron que la justicia ya no será elegida por méritos, sino por likes. Ahora elegiremos jueces como quien elige su telenovela favorita: por voto popular. Porque, claro, ¿quién mejor que el pueblo para saber de leyes? ¡Adiós separación de poderes, hola la casa de los famosos justicieros!
Mentada CONADE
Rommel Pacheco, ex clavadista olímpico y eterno sonriente, decidió lanzarse al trampolín más alto de su carrera: la política. Aunque empezó su salto en el PAN, su giro inesperado a la izquierda fue más desconcertante que su última ronda de clavados. Con la promesa de alcanzar el puesto de director de la CONADE, Rommel hizo una voltereta traicionera y dejó al PAN en el aire, mientras caía en los brazos de la cuarta transformación. Pero así es el juego: un clavado espectacular para Rommel, directo al cargo que siempre soñó. ¿Quién necesita lealtad cuando hay puestos burocráticos en juego? Total, los principios pesan menos que una medalla de oro.
La emperatriz oscura
Claudia Sheinbaum, la primera Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, se presentó ante el Ejército y la Marina para anunciar su versión de la "Paz Galáctica". Al estilo de un Sith con sonrisa, prometió nunca vulnerar los derechos humanos... mas que nada porque la CNDH es su cuatacha y no la va delatar. Sheinbaum invocó la "Cuarta Transformación", como si fuera un mantra oscuro que asegurará su control sobre las tropas. Y aseguró que las Fuerzas Armadas son el "pueblo uniformado". Lo que no dijo es que ese "pueblo" también construirá trenes, aeropuertos y puertos en su cruzada para transformar el país. ¿La Fuerza estará de su lado o caerá en el lado oscuro del poder?
Seguridad transformada
El 15 de septiembre, el estado de Sinaloa no solo celebró el Día de la Independencia, sino que también se aseguró de que fuera el más letal desde el inicio del culebrón entre El Mayo y Los Chapitos. Sinaloa tomó el primer lugar en homicidios, mientras Rubén Rocha trataba de hacer una declaración de paz con la suspensión de festejos patrios, los narcobloqueos y tiroteos se encargaron de hacer su propia celebración. La seguridad, como una piñata rota, se desintegró ante la violencia desatada, dejando a los ciudadanos con una dosis extra de miedo. Sin embargo, para Jesús Leana, el fin de la violencia no depende de las fuerzas armadas sino de que la delincuencia organizada le de la gana bajarle de tono.