Terminan conferencias, pero llega tercera ola de contagios

Julio 2021

Gerardo de la Cruz Alegría

La Nación

La pandemia provocada por el SARS-COV2 ha sido el tema principal en todos los medios desde que llegó hace 17 meses. Queda claro que nadie se esperaba todo el alboroto que vendría con la llegada de esta enfermedad alrededor del mundo y, como nos hemos podido dar cuenta a lo largo de estos desgastantes meses, la responsabilidad social para cuidar de nosotros y de nuestro prójimo no se debe de tomar a la ligera, y se le debe dar una importancia relevante, ya que, así como el coronavirus, existen diversas situaciones que requieren de ello.

Como si se tratase de una guerra o de la evolución darwinista, según la perspectiva, este lapso ha cobrado la vida de cientos de miles de personas. Personas como nuestro papá, mamá, hermano, tía, primo, amigo, familiar o conocido que, seamos sinceros, al principio no imaginamos que pasaría. A pesar de oír en las noticias y comunicados, no se llega a entender la gravedad de la situación hasta que se vive; desde los asintomáticos, pequeños catarros, hasta enfermedades graves que terminan en la muerte, pasando por todo el proceso de medicación y oxigenación, según sea el caso.

Debido a este grave problema, la Secretaría de Salud dio a conocer que se realizarían conferencias diarias y vespertinas para que las personas conocieran las novedades en cuanto a la pandemia, así como las recomendaciones de la misma. Estas conferencias fueron “lideradas” por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien las mantuvo todos los días hasta el pasado 11 de junio. Tras casi 16 meses de conferencias, recordamos lo siguiente:

En un principio, para finales de febrero del 2020, Gatell anunciaba que no se trataba de una emergencia sanitaria y que sólo había unos cuantos casos de importación en los que, según ellos, estaban “trabajando”. Y eso fue todo, aún sabiendo que ya se tenían casos importados, no se tomaron medidas al respecto: no se instalaron controles sanitarios en aeropuertos y no se pedía que se usara cubrebocas. En este punto, después de todo, reflexionemos cuántos problemas se pudieron haber evitado si tan solo le hubiéramos dado la importancia que merecía este virus, ¿cuántas vidas se habrían podido salvar si las autoridades hubiesen sido responsables?

La nación

A inicios de marzo del 2020 sucedió el peor atentado contra los mexicanos en Palacio Nacional, pues oímos decir las palabras más letales hasta el momento del presidente: “hay que abrazarse, no pasa nada”, incitando a la población a que siguiera su vida normalmente, sin tomar las medidas que, para entonces, ya estaban siendo tardías. En esas mismas fechas, Gatell ya anunciaba que 8 de cada 10 mexicanos podían contagiarse de esta enfermedad.

Para mediados de marzo, después de la controvertida doble opinión entre López-Gatell y el presidente, anunciaban la Jornada Nacional de Sana Distancia que daría inicio el 23 de marzo del 2020, con la que también se daban a conocer las medidas básicas de prevención y la suspensión temporal de actividades no esenciales. Sin embargo, en las mismas conferencias, Gatell afirmaba que el uso de cubrebocas no tenía una gran utilidad, de lo que con el paso de algunos meses se retractó por obvias razones, sin embargo, no es posible que el subsecretario atentara contra la salud de la población de esa manera.

En mayo, cuando el problema ya era grave y había más de 2 mil muertos, en estas conferencias vespertinas, el subsecretario estimó que la cifra ascendería a aproximadamente 6 mil y que nos encontrábamos a la mitad de la curva epidémica, que en semanas posteriores se estaría aplanando, lo cuál nunca sucedió. Este fue el punto de quiebre, ya que las conferencias vespertinas se convirtieron, más que un medio para informar, un espacio donde los participantes repetían mentiras descaradas y evadían preguntas, pues ya se les había salido de control. En adelante, lo que ya sabemos: mala noticia tras mala noticia, su falso pronóstico se convirtió en más de 60 mil muertos para el mes de junio del 2020, cifra que hoy día suma más de 236 mil personas que perdieron la vida por esta enfermedad en cifras oficiales. Sin embargo, existen un sin número de casos en los que para agilizar trámites o incluso solamente para no reportar más casos, las autoridades y hospitales no reconocían las muertes por COVID-19.

Diciembre fue el mes en el que se anunció la creación de la primera vacuna contra el coronavirus, la cual llegaría a México hasta enero y sólo se le aplicaría a doctores, personal médico y siervos de la nación, seguidos de adultos mayores y después en edades descendientes. Pero también diciembre se caracterizó por el segundo pico de contagios y muertes, para lo que los hospitales seguían sin tener la capacidad de atender a todas las personas enfermas. Y no podemos olvidar la desgastante labor del subsecretario que, por supuesto, se encontraba de vacaciones en la playa.

En el inicio de la vacunación, Gatell informaba que se tendría la totalidad de personas vacunadas para mitad de año, en los meses de junio o julio. Sin embargo, fue otra de las tantas mentiras que notablemente no cumplió, ya que desde un inicio el presidente prohibió la compra de las vacunas si no era directamente desde el Gobierno federal.

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