La profesión más gratificante de la vida

Mayo 2025

Paulina Rubio Fernández

La Nación

Ser madre es, sin duda, una de las experiencias más gratificantes y a la vez estresantes y abrumadoras que la vida me ha dado, mi sueño y mi deseo de serlo lo registro desde muy joven, siempre esperanzada de que un día la vida me diera la oportunidad de serlo.

Ser legisladora es, sin duda, una de las experiencias más gratificantes y a la vez estresantes y abrumadoras que la vida me ha dado, mi sueño y mi deseo de serlo lo registro desde muy joven, siempre esperanzada de que un día la vida me diera la oportunidad de serlo.

Los lectores y lectoras panistas pensarán que me equivoqué y repetí el párrafo. Sin embargo, no es así, en ese orden, el deseo, el sueño y el anhelo de ambos, vivió siempre en la misma mujer. Lo que nunca nadie me dijo fue lo altamente demandante y complejo que sería tener mis dos sueños, y al mismo tiempo. Lo que nunca nadie me dijo fue lo increíblemente satisfactorio que sería cumplir con ambos, al mismo tiempo.

Y es que la diputación en aquel 2021, durante mi primer periodo como legisladora, me llegó cuando Isabel, mi pequeña niña aun no cumplía ni los dos años de vida y Mariano, mi hijo mayor, a punto de cumplir los cuatro años, entraría a su segundo año de preescolar, sí, ambos unos bebés. Todo esto, luego de una muy larga pandemia que mantuvo a nuestra familia juntos en casa, como al resto de los mexicanos. Aunque luego de esta forzada reclusión sanitaria, había que darle la vuelta a la página y mandar a Isabel con todo y pañal y biberón a maternal, para que mamá pudiera ir a rendir protesta a la Cámara de Diputados en el segundo periodo del peor régimen antidemocrático y autoritario que había tenido este país, en su historia moderna, con la llegada de Morena.

Sé que dejar a tus hijos en la escuela porque se tiene que salir a trabajar, es algo que millones de mujeres mexicanas hacen a diario, por lo que hacerlo, en mi caso, no representa ningún tipo de mérito diferente al que tienen todas las mujeres mexicanas de este país que salen todos los días a buscar mejores condiciones para sus familias.

Abro un paréntesis para decir que acciones como la creación de las estancias infantiles por gobiernos azules es parte de lo que debiéramos sentirnos muy orgullosas las madres panistas, o acciones como tener una ludoteca en el Comité Ejecutivo Nacional que permitan a las mamás del CEN poder trabajar y tener cerca sus hijos, son políticas públicas que nos diferencian del resto de los partidos, porque prueba con hechos que en el PAN vemos por las familias, cierro paréntesis.

Volviendo al tema, el primer reto, sin duda, era tener a Mariano e Isabel atendidos, pero Mariano e Isabel siempre están rodeados de familia que se preocupa y ocupa de ellos, hablo de la atención que merecen los hijos sobre sus necesidades de amor y cariño, esas de las que ningún niño debería carecer por parte de sus padres para poder formarse como un ser humano sano que se sabe amado y que puede dar amor y hacer el bien, al menos así lo creo.

He procurado a lo largo de estos casi cuatro años que mi presencia logre atenuar en su memoria mis ausencias. Mis viajes recurrentes a la Ciudad de México a cumplir con la obligación que el pueblo me ha conferido, mirando siempre por el bien, como reza el juramento que hacemos cuando decimos ¡Sí protesto! Me ha hecho procurar la calidad por encima de la cantidad. He tratado de inculcarle a mis dos hijos la satisfacción que da el deber cumplido, la responsabilidad y, sobre todo, la felicidad que da hacer lo que te gusta, porque eso siempre será garantía de que harás las cosas de la mejor manera.

Alguien alguna vez me aconsejó que les hiciera saber a mis hijos que lo que hago me hace feliz y nada es más reconfortante para los hijos que ver a sus padres felices.

Y es que como panistas estamos doblemente obligadas a trascender nuestro compromiso más allá de nuestro trabajo, no podemos decir que defendemos el futuro de la Patria, sino somos capaces de cuidar lo que le dejamos a la Patria, esto por supuesto incluye a nuestros hijos. No podemos decir que luchamos por la familia, sino somos capaces de cuidar la nuestra. Por eso cuando se es mamá, legisladora y panista mi compromiso no termina cuando la campana del recinto parlamentario se toca y acaba la sesión, sino migra a nuestras casas en la manera en la que formamos a nuestros hijos, inculcándoles solidaridad, subsidiaridad, bien común y dignidad de la persona humana, esos valores que le dan identidad a nuestra doctrina, que no pierden vigencia, que no pasan de moda, pero que, sobre todo, tanta falta nos hacen en estos tiempos, valores que son intrínsecos para los seres humanos de bien que seguro construirán una Patria ordenada y generosa.

Y en estos tiempos de un México complejo, en los tiempos de un México que retrocede con cada decisión tomada por los malos gobiernos de Morena, no hay opción más que hacerlo de la mejor manera, porque finalmente el país que estoy defendiendo con cada debate, con cada voto, con cada tribuna, es el país que les dejaré a ellos. A ellos que ceden una parte de su tiempo con mamá para que ella cumpla con la obligación de defender a la Patria, justamente para ellos.

 

Paulina Rubio Fernández es Vicecoordinadora del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados.

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