Meméxico lindo y…
Abril 2024
Sergio Rodríguez Colín
La defensa férrea que han hecho la candidata oficialista a la Presidencia de la República y el propio presidente López Obrador del ex ministro y ahora colaborador de la campaña de Claudia Sheinbaum, Arturo Zaldívar, tiene un elemento que es revelador de esta protección a ultranza: la existencia de jueces y magistrados por consigna.
Lo que ambos personajes, fundadores de Morena, ven en Arturo Záldivar no es a un prolífico abogado o político, sino que ven a un personero que está dispuesto a seguir sus órdenes desde el cargo público que quieran darle durante su muy poco probable próximo Gobierno federal.
Arturo Zaldívar ha mostrado ya su lealtad al tabasqueño a través de sus acciones, llenas de ilegalidad y polémica, como fueron su renuncia a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual sólo puede proceder por causas graves, y su inmediata afiliación a la campaña presidencial de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, entre otras.
El propósito real del tabasqueño y su candidata es proteger, primero, a la familia de López Obrador, hijos, hermanos y primos, y segundo a sus más cercanos colaboradores, todos ellos implicados en la construcción de sistemas de corrupción por medio de las obras faraónicas del titular del Ejecutivo federal.
Ahí está el caso de dos de los hijos del presidente, Andy y Gonzalo López Beltrán, quienes están involucrados en casos de corrupción entorno a la compra de balastro para el Tren Maya, que cabe señalar ya sufrió su primer descarrilamiento como consecuencia de la red de tráfico de influencias que se originó durante su construcción.
También está el caso del hijo mayor del tabasqueño, José Ramón, por el escándalo de la llamada Casa Gris de Houston, residencia que resultó ser de un alto ejecutivo de Baker Hughes, compañía que tiene millonarios contratos con Pemex.
A lo anterior se suman las propiedades costosísimas de la ahora candidata al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle, las cuales según investigaciones periodísticas podrían superar los 100 millones de pesos, y que no corresponden a su sueldo como funcionaria pública, mostrando así un caso más de corrupción dentro del lópezobradorismo.
Lo previamente señalado es sólo un botón de muestra de los casos de corrupción y enriquecimiento ilícito que familiares y colaboradores cercanos del tabasqueño han protagonizado durante su sexenio, periodo donde aseguró el presidente se terminaría con este mal endémico.
La frase del propio López Obrador -el que nada debe nada teme-, nos lleva a la pregunta: ¿temerán algo el presidente y su candidata para defender tan empecinadamente a Arturo Zaldívar?