Meméxico lindo y…
Febrero 2022
Sergio Rodríguez Colín
Una de las banderas de campaña del entonces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, fue erradicar la corrupción y el tráfico de influencias en las altas esferas del poder, sobre todo, entre los más allegados, gabinete y familiares, al jefe del Ejecutivo. Como presidente, el tabasqueño ha incumplido dicho compromiso y por el contrario lo ha fomentado entre su círculo más cercano. Hoy hay más corrupción.
El escándalo más reciente tiene que ver con su hijo, José Ramón López Beltrán, quien fue exhibido dándose grandes lujos propios de los neoliberales que tanto enfado causan a su padre. En un claro conflicto de interés y tráfico de influencias el junior vivió en una residencia, ubicada en Houston, Estados Unidos, propiedad hasta 2020 de un alto directivo de Baker Hughes, compañía petrolera con la que el gobierno morenista tiene contratos vigentes por más de 151 millones de dólares.
A lo anterior, se suma la camioneta Mercedes Benz, valuada en 1.4 millones de pesos, en la que López Beltrán se mueve en tierra estadunidense, mientras su padre, en el papel de cubrir la supuesta “austeridad republicana”, se traslada de su palacio al parque de béisbol, donde juega este deporte, en un modesto Jetta color blanco. ¡Atole con el dedo!
Pero no hay que olvidar que este no es el único caso de enriquecimiento ilícito entre los allegados al presidente. Basta recordar a la ex titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, cuya principal función era el combate a la corrupción, y quien inexplicablemente se hizo de un patrimonio inmobiliario de más de 60 millones de pesos. Ah y que no se nos pasen las 25 casas de lujo del titular de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett.
El golpe más reciente de López Obrador para seguir promoviendo la corrupción entre los suyos es la iniciativa que pretende desmantelar el Sistema Nacional Anticorrupción. Dicha propuesta, enviada por la Consejería Jurídica de Presidencia de la República, quiere eliminar a la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción (SESNA).
Con esta iniciativa, el presidente quiere cortar de tajo con la coordinación del Sistema Nacional de Corrupción, lo cual dejaría sin operación a dicho sistema, enfocando los acuerdos solamente con los integrantes federales y dejando de lado a las entidades federativas.
Esta iniciativa se presenta en medio de la opacidad de las mega obras del tabasqueño, Aeropuerto de Santa Lucía, Tren Maya y Refinería de Dos Bocas, proyectos sexenales que se han distinguido por las adjudicaciones directas, la contratación de empresas fantasmas y la falta de transparencia.