La nueva integración del INE
Abril 2023
Humberto Aguilar Coronado
El 3 de abril pasado dio inicio una nueva etapa en la vida del Instituto Nacional Electoral. Tras su nacimiento, en el 2014, ahora tenemos la segunda renovación de consejerías y a la primera renovación de la presidencia del Consejo General del Instituto.
Con la integración de la presidenta, la consejera y los consejeros, el órgano superior de dirección quedó totalmente renovado en relación al que inició funciones en el 2014.
Esperamos que las incorporaciones provoquen un nuevo empuje hacia la consolidación de nuestro Instituto, que, gracias a las nuevas visiones, a las distintas experiencias y trayectorias y a las dificultades y coyunturas del momento presente, la nueva integración sea capaz de afrontar con éxito los retos inmediatos que enfrenta el INE.
Los nuevos integrantes asumen una enorme responsabilidad que tendrá consecuencias fundamentales para nuestra patria.
La construcción de mecanismos e instituciones capaces de generar confianza en los procesos electorales y de dotar de certeza a los resultados de esos procesos, ocuparon una enorme cantidad de tiempo, recursos y esfuerzos de la sociedad mexicana.
Los retos de los organismos electorales en México han transitado sensiblemente.
De los tiempos en que la ciudadanía luchaba para arrebatar al poder el control de los procesos electorales, estamos viviendo tiempos en que el poder intenta arrebatar el control a la ciudadanía.
De los tiempos en que las fuerzas políticas emprendían luchas históricas para impedir que los recursos económicos privados incidieran en la equidad de las contiendas con la compra de espacios en radio y televisión, transitamos a la época en que desde el poder se pretende destruir las barreras impuestas a la propaganda gubernamental para, con el ejercicio inmoral de recursos públicos, generar ventajas a favor de los integrantes del gobierno.
Pasamos de los tiempos en que fue necesario arrebatar a las fuerzas políticas de los estados la designación de los consejeros de los institutos electorales locales, para impedir el control político que gobernadores o partidos ejercían sobre ellos y transitamos a los tiempos de la asfixia presupuestal, impulsada o tolerada desde el poder central, para recuperar el control político de las elecciones locales mediante el estrangulamiento de los organismos públicos locales.
Pasamos de los tiempos en que el diálogo, la política y la construcción de consensos eran la base de la legitimidad de las integraciones de este Consejo General, a los de la tómbola como símbolo de la renuncia a la convivencia política y como estrategia para cerrarse al diálogo.
Pasamos de los tiempos en que el consenso político significaba un respaldo expreso a la imparcialidad de los árbitros electorales, a esta nueva época en que la imparcialidad puede ser vista, desde el poder, como un defecto que será necesario corregir, como lo ha sido en el caso de otros organismos autónomos o de los otros poderes de la Unión.
Serán objeto del escrutinio público más intenso del que haya vivido cualquier funcionario público o cualquier otro integrante del Consejo General.
Asumieron sus cargos en un momento en que el Instituto está siendo acosado de manera inimaginable por el poder, pero en el que, por otra parte, se ha logrado una impresionante movilización ciudadana cuyo objetivo fundamental es que los ataques desde el poder no logren el desmantelamiento que se proponen.
Desde el primer momento de su encomienda la ciudadanía estará atenta a las decisiones que tomen para la estabilidad y fortaleza del funcionamiento institucional de los órganos ejecutivos.
Vigilaremos con detalle y de manera permanente el cumplimiento de la suspensión otorgada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y esperamos encontrar un compromiso público y visible, frente al pueblo de México, de formar parte de la decisión del Consejo General de impulsar la defensa jurisdiccional del Instituto y de sus trabajadores.
El INE se mantiene de pie y funcionando, los portavoces de las infamias gubernamentales no conocen la potencia de la vida interna de esta organización; no saben de los enormes esfuerzos diarios de miles y miles de mujeres y hombres que cumplen sus tareas con excelencia y que ofrecen servicios a la ciudadanía de altísima calidad, en tiempos excepcionalmente efectivos, con calidez humana y frente a cualquier obstáculo.
No saben lo que significa llegar al más remoto rincón del país, enfrentando toda clase de riesgos y peligros, para llevar a cada ciudadana y a cada ciudadano, una boleta y una casilla cercana a su domicilio el día de la jornada electoral.
No saben los enormes esfuerzos que hay que desplegar para que la fiscalización de los recursos públicos sea efectiva y erradique las prácticas de usar dinero público o de usar dinero ilícito en la competencia electoral.
No se imaginan el compromiso diario para erradicar los actos de violencia por razón de género y de fortalecer una cultura de la igualdad de derechos para garantizar el acceso efectivo de las mujeres al ejercicio del poder público.
No comprenden las muchas y muy complejas horas que hay que dedicar para garantizar que la organización de los procesos electorales cumpla con todos los principios constitucionales de forma tal que se dote de certeza y legalidad a los resultados.
Para poder entender eso, los críticos de la defensa del INE tendrían que compartir un valor fundamental que desconocen: me refiero a la lealtad institucional que es, gracias al servicio profesional electoral y al servicio administrativo, una de las notas distintivas y, a mi juicio, la razón fundamental de la excelencia del Instituto Nacional Electoral.
La lealtad institucional es el valor que impulsa a las y los servidores públicos para entregarle a México los bienes públicos que aquí se producen.
De todos, ninguno más importante que la paz social con que vivimos cada transmisión del poder público, desde hace muchas décadas.
Por tanto, de buena fe y con confianza espero que el juramento por el cual los nuevos integrantes protestan cumplir y hacer cumplir la Constitución, signifique que asumen el valor que impulsa a todos los servidores públicos del INE y vivan y actúen desplegando la lealtad que esta institución demanda y la defiendan del ataque que la acosa.
Humberto Aguilar Coronado es Diputado Federal en la LXV Legislatura de la Cámara baja.
Twitter: @Tigre_Aguilar_C