La crisis climática no se discute, se enfrenta
Yucatán ya dio el primer paso
Noviembre 2025
Sayda Rodríguez Gómez
Desafortunadamente en México hay escenas que se repiten cada vez más frecuentemente en verano. La gente comprando aires acondicionados y ventiladores, comunidades y colonias enteras llenando cubetas de agua o persiguiendo pipas, adultos mayores refugiándose bajo la sombra y diciendo “qué calor tan raro”. Pero raro ya no es, es la nueva realidad de nuestras ciudades y comunidades, adaptarnos al cambio climático.
La realidad es que en México y el mundo entero vivimos una crisis ambiental, una que ya no cabe debajo de la alfombra. Sequías en el norte, huracanes fuera de temporada en el Caribe, incendios forestales en zonas donde antes llovía todo el año. Y mientras tanto seguimos discutiendo si el cambio climático es real o sólo un invento de los ambientalistas.
La COFEPRIS calcula que siete de cada diez mexicanos viven en condiciones de vulnerabilidad climática. SIETE DE CADA DIEZ. Pero como sociedad actuamos como si el problema fuera de los otros tres. No tenemos agua en las presas, ni energía limpia y asequible, ni orden en las ciudades, ni leyes que respondan al tamaño del desafío. Seguimos usando marcos normativos diseñados para otro tiempo, cuando el cambio climático era apenas una posibilidad y no una emergencia. No podemos enfrentar los retos del siglo XXI con herramientas del siglo pasado. Hoy necesitamos planear con visión de largo plazo, ajustar e innovar leyes y normas, generar financiamiento verde sostenible y, sobre todo, tropicalizar a nivel local las políticas públicas. Cada Estado vive realidades distintas y requiere soluciones hechas a su medida.
Nos olvidamos de que entender y trabajar por el medio ambiente no es un lujo ni una bandera política. Es salud, es economía y es combate a la pobreza, y es justicia social. Respirar aire limpio debería ser tan básico como encender la luz o abrir la llave, pero hoy en muchos lugares el aire enferma, el agua escasea y la tierra se agota.
La ironía es que México podría estar en otro nivel. Tenemos sol, viento, biodiversidad, talento científico y gente dispuesta a cambiar las cosas. Lo que falta es visión para soltar los modelos viejos que confunden desarrollo con expansión y cemento con progreso.
La solución no está en discursos nuevos, sino en hacer lo que dejamos de hacer bien. Planear. Pensar las ciudades con sentido, no al ritmo de los intereses inmobiliarios. Cuidar el agua antes de que se acabe. Invertir en energías limpias antes de que el petróleo vuelva a subir de precio o se nos acabe.
Y claro, nos falta educar. No con frases recicladas, sino con educación real que forme criterio. La que enseña que reciclar no empieza en el bote, sino en la forma de consumir.
El cambio climático podría ser la oportunidad de hacer lo que nunca nos hemos atrevido. Invertir en innovación, formar técnicos, crear incentivos para la transición verde, apostar por una educación ambiental que despierte conciencia y no aburrimiento.
Pero también hay avances y ejemplos alentadores. En Yucatán se ha demostrado que las cosas pueden hacerse distintas. Con el gobierno panista del gobernador Mauricio Vila Dosal se impulsaron políticas ambientales estratégicas y sostenibles. Con planeación, inversión y resultados se llegó a ser de Yucatán un estado líder en la atención al cambio climático a nivel nacional y también internacional. Hoy, con Cecilia Patrón Laviada al frente del municipio de Mérida, esa visión continúa, una ciudad que apuesta por la movilidad sostenible, los espacios públicos vivos, comunidades limpias, reforestación, bienestar animal y la educación ambiental como ejes de desarrollo.
Eso distingue a los gobiernos panistas, entienden que el desarrollo sustentable no es un accesorio, sino el corazón de una gestión moderna, ciudadana y de impacto real. Me enorgullece haber sido parte de ese esfuerzo y seguir empujando ahora desde el Congreso iniciativas que fortalecen esta visión, presentando la nueva Ley de Gestión Integral de Aguas, la Ley de Gestión Integral de Residuos, la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable y las reformas para impulsar el turismo sustentable y el aviturismo.
Defender el medio ambiente no es sólo plantar árboles. Es crear políticas públicas que se traduzcan en acciones, invertir dinero real que genere resultados y diseñar leyes que castiguen a quien destruye y premie a quien protege. Es tener firmeza y visión para sostener el rumbo cuando otros prefieren la inercia.
No se trata de salvar al mundo, se trata de salvarnos a nosotros. De entender que cada vez que posponemos una decisión ambiental, lo que realmente estamos aplazando es nuestro futuro.
Sayda Rodríguez Gómez es Diputada en el Congreso de Yucatán.