Generación Z: el hartazgo es real

Noviembre 2025

Andrés Castro Cid

La Nación

Medios de comunicación nacionales e internacionales, así como un centenar de cuentas en redes sociales, informaron sobre la marcha convocada por el colectivo Generación Z, quienes se movilizaron el sábado 15 de noviembre desde la Glorieta del Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México.

Parte de la convocatoria se debió al reclamo de justicia por el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, y la exigencia de un alto a la violencia al gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo.

El origen de la marcha

Nuestro país, a partir de la llegada al poder de López Obrador, ha sido sacudido por una escalada de violencia por parte de los cárteles de la droga, cuyo epicentro fue la estrategia de “abrazos y no balazos” y, ahora, frente a la incapacidad de Sheinbaum Pardo para brindar seguridad, se impulsó la citada movilización por los jóvenes de la Generación Z.

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De acuerdo con Pew Research Center y diversas consultoras, la Generación Z está compuesta por personas nacidas entre 1997 y 2012, esto significa que sus integrantes tienen entre 13 y 28 años; son jóvenes que crecieron con Google, YouTube, redes sociales y videojuegos en línea como parte esencial de su entorno.

Mirada de un especialista en seguridad

El fundador de AC Consultores, Alberto Capella, asistió a la citada marcha y compartió lo que vivió el pasado 15 de noviembre. Como líder de una empresa especializada en inteligencia táctica, su análisis de dicha manifestación fue retomado por algunos medios de comunicación y La Nación destaca algunos datos que a continuación se exponen:

  • Una marcha de sectores ciudadanos espontánea y pacífica. Al inicio de la marcha fue claro que se trató de una movilización plural, integrada por familias completas, personas de todas las edades, de profesionistas y ciudadanos sin estructura corporativa. Visualmente predominaban banderas asociadas a la Generación Z, banderas nacionales y el color blanco, símbolo universal de la paz. Las consignas fueron contra Morena, contra Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña y, sobre todo, exigencias insistentes de justicia.
  • Operativo para inhibir, no para proteger. Fue un operativo que no buscaba proteger monumentos ni facilitar la llegada de la ciudadanía, sino de inhibir la concentración masiva al Zócalo. El dispositivo de contención fue conformado por vallas metálicas formando una estructura en “L” alrededor de la Catedral y Palacio Nacional. Este tipo de configuración genera confusión, lentitud, fragmentación y temor, ya que están diseñadas para reducir el impacto visual, político y numérico de una concentración.
  • El foco principal de violencia estaba frente a Palacio Nacional. El grupo más numeroso de vándalos se encontraba frente a Palacio Nacional, en donde la agresión fue más intensa y prolongada: piedras, botellas, objetos encendidos y cohetones de alto impacto auditivo.
  • Los policías antimotines también fueron víctimas. Se observó a policías antimotines soportar más de cinco horas de pedradas, golpes, botellazos, bombas molotov, humo, gas pimienta, otros agentes químicos y detonaciones de cohetones ensordecedores, también fueron víctimas.
  • La dispersión final: persecución y huida por todas las salidas. Abrieron el cerco, avanzaron sobre la explanada y provocaron una huida generalizada, la gente corrió, encontró calles saturadas y convertidas en rutas de escape con embudos formados por vallas. Fue un momento de pánico para miles.
  • ⁠La “autocracia pasiva”, la conducta política que explica lo ocurrido. En política, eso tiene nombre: autocracia pasiva: Dejar marchar, pero genera violencia. Deja avanzar, pero fragmenta con embudos. No impide entrar, pero genera miedo para no quedarse. No impide la protesta, pero distorsiona la imagen final. Es control sin admitirlo, represión sin declararla, autoritarismo administrado.

Gen Z no se rinde

Tras las continuas descalificaciones y estrategias para minimizar la movilización del pasado 15 de noviembre desde las redes sociales identificadas con la Generación Z se convocó a una nueva movilización con la frase: México no se rinde, mexicanos al grito de guerra. Gen Z no se rinde.

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