Exilio masivo y persecución política atroz
Nicaragua
Noviembre 2023
Sergio Rodríguez Colín
Desde el año 2007, Nicaragua enfrenta una de las dictaduras más cruentas de América Latina, en donde el espacio cívico y político, incluso, el ámbito religioso está cerrado. Hoy día, periodistas, activistas, universitarios, líderes locales y católicos, como monseñor Rolando Álvarez, obispo de una de las principales diócesis de este país, están bajo arresto arbitrario por simple y sencillamente alzar la voz en favor de la democracia y la justicia social.
Asimismo, se han cerrado más de 3 mil 400 organizaciones cívicas, entre ellas la Cruz Roja, colegios de educación preescolar, primaria y secundaria, las principales universidades privadas del país y se ha forzado al exilio a más del 12 por ciento de la población. Además, en el año 2021, fueron llevados a la cárcel los precandidatos presidenciales que decidieron enfrentar a Daniel Ortega bajo el sistema electoral imperante en esa nación.
Uno de estos valientes políticos que hoy vive en el exilio por enfrentar al dictador nicaragüense es Félix Maradiaga, ex candidato presidencial, preso político y presidente de la Fundación Libertad, quien en entrevista con La Nación aseguró que los problemas más graves creados por la dictadura de Ortega son el exilio masivo y la persecución política atroz que sufren aquellos opositores al régimen que impera en este país centroamericano.
Denunció que Daniel Ortega tiene íntimos vínculos con el terrorismo internacional, lo cual está sumamente documentado por los orígenes terroristas del Frente Sandinista, organización que había prometido, luego del proceso de transición democrática, convertirse en un partido que se alejara de su naturaleza político militar, pero no fue así.
“En Nicaragua se replicaron varias de las leyes que originalmente fueron aprobadas en Rusia, leyes que prohíben el periodismo independiente, leyes de supuestos ciberdelitos que prohíben el uso libre de las redes sociales, leyes que restringen la libertad religiosa. Todo esto fue experimentado en países como China por vía del Partido Comunista y luego en Rusia, y hemos visto que países como Bielorrusia, Corea del Norte, Cuba y Nicaragua los han replicado”.
Para Félix Maradiaga espacios como el foro América Libre Unidos por la Democracia son un excelente testimonio de cómo visibilizar los problemas de países como Nicaragua, Venezuela, Cuba o Bolivia, “ayudan en el sentido de que de la misma forma que las dictaduras trabajan como una red, de esa forma aquellos que estamos comprometidos con la libertad y con la democracia debemos colaborar; foros como estos nos ayudan a desarrollar lo que yo denomino cooperación democrática transnacional, es decir, colaborando internacionalmente, y eso es el gran valor agregado de foros como este”.
Espacios para la autocrítica
Ante el cuestionamiento de qué se ha dejado de hacer para que en varios países de la región se haya instalado el populismo, Maradiaga señaló que uno de los elementos más complejos del populismo es que se basa en el carisma de un personaje que va por encima de las instituciones, que apela a las emociones y que atropella a las instituciones y que cuando se combina con desesperanza, con falta de confianza en los partidos políticos, es una fórmula para el desastre.
“Lo hemos visto en Cuba, lo vemos en Nicaragua con el sandinismo, es decir, de que estas olas populistas se montan sobre una especie de rechazo a las instituciones del Estado de Derecho”.
¿Qué hacer?, se le pregunta al ex candidato presidencial. En primer lugar, responde, hay que trabajar de manera muchísimo más disciplinada en recuperar la confianza de los votantes, en ser un ejemplo, un testimonio vivo de integridad y de probidad. La gente no va a votar contra los populistas si no ve una alternativa que es mejor y que promueva soluciones reales a la gente, pero que también haya coherencia e integridad en sus líderes.
Félix Maradiaga consideró que es fundamental capacitar y formar a una nueva generación de líderes jóvenes. “Necesitamos refrescar a la política con rostros distintos, darle a la juventud la alternativa de ser ellos también los nuevos liderazgos y no solamente utilizar a las juventudes, como solía hacerse y lamentablemente se sigue viendo, como activistas que no juegan un rol protagónico”.
Las alternativas están ahí, continuó, están en la juventud, en el mayor protagonismo de las mujeres en los casos de Centroamérica y México. Es muy importante darle voz a la gente que no tiene voz, pues los populistas se han aprovechado de grandes poblaciones desprotegidas, de indígenas, de mujeres, de personas sin empleo, y los demócratas tenemos que demostrar las alternativas de un libre mercado con justicia social, el respeto a la propiedad privada, que la igualdad de oportunidades es lo mejor que se puede hacer para las comunidades vulnerables.
“Eso implica tener la disciplina como partidos políticos democráticos, de ser autocríticos, de abrirse a la meritocracia, de desmontar los privilegios de algunos grupos de poder, que hay que decirlo con toda claridad, desde esta posición de supuesta superioridad han creado enorme exclusión social en América Latina y esto ha generado un caldo de cultivo para el populismo”, concluyó.