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Por Maricela Gastelú.
Hablar en público está estrechamente ligado a la democracia; pero no todos los oradores ni todos los discursos son iguales. Específicamente en nuestro país, tras la Revolución Mexicana, se instauró un tipo de oratoria asociada con el PRI. Un tipo de oratoria caracterizada por la parafernalia, el exceso de figuras retóricas y la zalamería respecto de las figuras en el poder.
Otra de las características de la oratoria priista es que se dirige a la audiencia con frases tan rebuscadas que “suenan bonitas” pero no dicen nada. El orador priista da por sentado que todos manejan su mismo vocabulario y que por ende todos le entienden. ¡Craso error! La oratoria de la vieja escuela sigue permeando en sus “nuevos cuadros” no en el “nuevo PRI” porque eso no existe, sino en las generaciones de jóvenes que siguen copiando el estilo y las formas de sus antecesores.
Analicé brevemente la oratoria del PRI para observar las características de la oratoria del PAN. En primer término he de señalar que la oratoria del PAN nace con vocación de denuncia y oposición frente a un régimen autoritario y represor, es decir, si somos consecuencia natural de la lucha contra lo hegemónico, el discurso panista no puede bajo ningún concepto “dar línea” ni subyugar conciencias. El discurso panista defiende la democracia, promueve la participación e impulsa la pluralidad.
Antes del año 2000 la oratoria panista podía señalar, denunciar y sostener un discurso público donde se hacían notar las carencias del gobierno, los atropellos y las corruptelas. Sin embargo, en un franco análisis de conciencia, el PAN permitió que personajes lejanos a la doctrina cometieran también los mismos errores que tanto se denunciaron. Entonces ya no podían gritar en las ágoras que los priistas eran “esto o aquello” porque la opinión pública increpaba (y con justa razón) que los del PAN también lo eran.
Lo anterior, lo puntualizo en un ánimo de análisis crítico para entender por qué la ciudadanía se alejó de Acción Nacional; porque dejaron de creer en un discurso teóricamente idílico, pero incongruente en la praxis.
Pese a todo lo anterior, el PAN sigue siendo la mejor opción de gobierno para México, pero también de oposición, porque en ambos escenarios el Partido tiene que rendirle cuentas y resultados a los ciudadanos. Hoy más que nunca, Acción Nacional tiene que emerger como fuerza opositora y de denuncia, pero también de propuesta y para lograrlo tiene que rescatar enteramente el discurso panista.
¿Cómo es el discurso panista? En primer término debe estar sustentado en los cuatro pilares del Humanismo Político. No puedo concebir un candidato verdaderamente panista que no comprenda a profundidad y defienda que la persona humana es el centro y razón, el principio y fin de la vida social. Si un panista quiere gobernar tratando de dañar la dignidad de aquellos que no votaron por él, está equivocado de partido político.
El discurso panista tiene que tener claridad en el concepto de Bien Común y lo más importante tiene que predicarlo con el ejemplo. Si alguien quiere gobernar pensando sólo en el bienestar de quienes le financiaron la campaña o lo llevaron al poder, esa persona también está equivocada de partido político.
El discurso panista tiene que confiar en la subsidiariedad, contrario al discurso comunista que ofrece todo a cambio de votos. El orador humanista entiende que la ayuda debe proporcionarse al necesitado durante el tiempo que éste lo requiera. Aquel que quiera regalar pantallas antes que un piso firme donde vivir, también está equivocado de partido político.
El discurso panista tiene que pugnar por la solidaridad, servir a la comunidad local y fortalecer los lazos de apoyo y colaboración en la sociedad. Debe ser solidario con los grupos vulnerables y los excluidos, solidario con los perseguidos y segregados. Aquel que sólo es solidario con quienes le conviene o en tiempo de campaña, también está equivocado de partido político.
El discurso panista propone y abona sobre los principios, sobre los cuatro pilares del humanismo, sobre la responsabilidad de gobernar, sobre la sociedad y el Estado, sobre el derecho a la vida, sobre los bienes públicos y el bien común, sobre la democracia, sobre la nación, sobre la persona, sobre el orden, sobre la libertad, sobre el trabajo, sobre la propiedad, sobre el campo y la ciudad, sobre la economía, sobre el derecho, sobre el orden internacional, sobre la familia, sobre la justicia social, sobre la mundialización, sobre el medio ambiente, sobre el respeto a los animales, sobre la inclusión plena, sobre el desarrollo humano sustentable y sobre la BIOÉTICA. Aquel que no defienda (probablemente porque no comprende) la dignidad de la persona y el bien común, ese también está equivocado de partido.
Por último, sólo me resta hacer votos para que aquellas mujeres y hombres que porten con dignidad y orgullo nuestras siglas y emblema en las candidaturas de 2018, comprendan, vivan y defiendan la convicción del discurso panista, recordando que el mejor discurso es lo que se hace congruentemente todos los días.
<strong>Twitter: @marigastelu</strong><br><br>https://revistalanacion.com/noticia/el-discurso-panista/2015-10-26)
