Consejos prácticos de oratoria política
Julio 2015
Maricarmen Rizo
Por Maricela Gastelú.
Pasamos ya la época electoral y nos tocó ver de todo, desde candidatos que no saben pararse frente a un público sin titubear, pasando por los que para todo llevaron tarjetita o apuntador, hasta llegar a los que prefirieron ni asomarse en un debate porque saben que el miedo escénico y la telegenia no eran lo suyo. Lo más probable es que estos candidatos perdieran, salvo sus honrosas excepciones que son abanderados “de pocas palabras pero de muchos hechos”. Empero, la mayoría se enfrentará a la crítica social que nunca se toca el corazón ni para opinar en la sobremesa ni para hacer “memes”.
La política requiere políticos profesionales, que se ejerciten en el arte de hablar en público todos los días, que sepan cómo pararse, cuándo hablar y cuando no, que sepan, como cita un adagio de la oratoria “pararse donde los vean, hablar fuerte para que los escuchen y callarse pronto para que les aplaudan”.
El buen orador político debe seguir sencillas reglas físicas antes de enfrentar a un público:
Primero. Hay que saber pararse, el hombre coloca sus dos piernas abiertas a la altura de los hombros, sin exceder los 25 o 30 cm entre punta y punta, a diferencia de la mujer quien adoptará la primera posición de ballet, es decir, un pie, ligeramente enfrente del otro.
Segundo. Respirar profundo sin que dicho gesto sea percibido por el público, exhalar lentamente por la boca sin abrirla demasiado, tanto para preparar los pulmones como para relajarse.
Tercero. Mirar a la totalidad del auditorio, en caso de que sea un auditorio muy grande, simular que se observa a todos, dirigiendo la mirada de izquierda a derecha o viceversa.
Cuarto. Comenzar con un breve y puntual saludo, parece tonto, pero si es de mañana se dice “buenos días” si es de tarde “buenas tardes” y si ya anocheció… ¿a que no adivina? ¡Correcto! Se dice “buenas noches” y acto seguido se menciona el por qué de la reunión. Ejemplo: Buenas noches amigas y amigos, hoy estamos aquí para escuchar las propuestas de nuestro candidato a diputado federal, y buenos días amigos, este día habremos de elegir a quien será nuestro presidente municipal.
La audiencia debe saber el por qué están escuchándonos, es una deferencia hacia ellos y ayuda a que logren comprender mejor el mensaje.
¡Evite los distractores! Ropa de colores chillones (de hecho, todo buen orador panista sabe que bajo ningún concepto puede andar haciendo campaña con ropa roja o de cualquier otro color que no sea azul o blanco, pero dejaremos ese tema para una columna posterior sobre imagen pública); evite portar distractores al dar un discurso, los celulares son el ejemplo clásico, ya sea porque tienen carátulas por demás ridículas o porque suenan a mitad de discurso. El orador político profesional sabe que antes de dar una pieza oratoria, coloca su celular en modo vibratorio o lo apaga.
El orador político debe cuidar una regla de oro, el tiempo máximo estimado para una pieza oratoria es de hasta 5 minutos, así que por favor dígale a sus oradores que les encanta hablar media hora, que la atención del humano promedio dura a lo sumo tres minutos y que cuando se trata de campaña electorales se trata de llevar a más personas un solo mensaje e invertir más de 10 minutos es por demás innecesario.
Todos tenemos un amigo al que buena falta le hace una ayudadita en su capacidad oratoria, así que con toda confianza deje este ejemplar de La Nación lo más cerca de la persona en cuestión y si no entiende la indirecta, désela personalmente en la mano. Hasta la próxima.
Twitter: @marigastelu