Amistad entre protestas, torturas y fraudes
Julio 2020
Maricarmen Rizo
La chispa del PAN prendió en Puerto Peñasco, Sonora, en 1970 y desde entonces hizo arder la llama de la esperanza, la pasión, los anhelos de justicia y democracia, sembrando una semilla que, a base de esfuerzos, protestas, persecuciones políticas, torturas y exilios, generó panistas que han dado testimonio del amor por los principios de doctrina de Acción Nacional, así como de buenos gobiernos humanistas que han generado derrama económica en la ciudad.
Entre las grandes hazañas que se cuentan entre los panistas de esta hermosa ciudad turística, ubicada entre el Mar de Cortés y el Gran Desierto de Altar, está cuando a consecuencia de un robo electoral pararon un tren en protesta por el fraude, de ésta y más anécdotas platicamos con Dora Luz Chacón Cantú, René Munro Palacio, Manuel Ayala, Guillermo Munro Palacio y José Rubén Arroyo Yáñez, y aunque Ernesto Munro Palacio no pudo estar presente en esta grata entrevista, agradecemos nos facilitará todo para que pudiera realizarse, así como su acompañamiento a la distancia para nuestra estancia en este lugar reconocido mundialmente por la Biosfera del Pinacate
Entrevistados en el 2019, en su ciudad que también es conocida como “Rocky Point” por los estadunidenses, en una emotiva charla entre amigos, hermanos en la misma causa del bien común, nos platicaron sobre sus inicios en el Partido y las batallas por la democracia que tuvieron que librar ante el entonces represor PRI, así como los acalorados debates que al interior se llevaban a cabo, pero siempre en el marco del respeto y el acatamiento de la resolución final decidida por la mayoría.
De hueso blanco y sangre azul
Dora Luz nació en cuna albiazul, su mamá era 100 por ciento de “hueso blanco y sangre azul”, herencia que Chacón Cantú quiso mantener por convicción. Recuerda que desde el año de 1982 comenzó a asistir a reuniones del Partido, aunque en ese entonces era menor de edad, por lo que fue hasta 1988 cuando inició su vida activa partidista, recién acababa de fallecer Manuel J. Clouthier.
“Mis ideales siempre fueron por el PAN, nunca estuve de acuerdo con las injusticias, favoritismos, siempre he sido una rebelde con causa, con mucho amor y muchas ganas de servir”, afirmó sentada con sus amigos de toda una vida de lucha democrática, aunque en ese momento era la única mujer militante de la ciudad presente reconoció la lucha histórica de Acción Nacional en favor de las mujeres.
Para Dora Luz, como todos los presentes, el año de 1991 marcó un antes y un después en la historia no sólo del panismo local sino de toda la ciudad, el estado e incluso del país cuando a Ernesto Munro, candidato del PAN a la alcaldía, le robaron el triunfo, pues el candidato del PRI llevó a gente que no era del municipio para que votara en su favor y sembraron las casillas con votos falsos.
Fue tal la indignación de la mayoría de los ciudadanos que comenzaron las protestas, sin embargo, para desacreditar a los panistas, el PRI mandó gente infiltrada que vandalizó la ciudad, llegaron al extremo de quemar automóviles, la misma Dora Luz recuerda haber impedido se lanzara fuego contra la casa de una militante del PRI.
“Ese día yo tuve que dejar a mis hijos porque no los podía exponer, recuerdo que dejé mi carro y me fui caminando, y a mi casa la apedrearon, rompieron vidrios, quebraron también los de mi pick up, afortunadamente a mis hijos los había llevado a casa de mi mamá”.
Dora Luz también relató lo difícil que era ser panista en aquel entonces, en un país y un estado dominado por el tricolor, era la época de Manlio Fabio Beltrones; en la escuela, por ejemplo, sufrían represalias, uno de sus hijos, que siempre tuvo diplomas y primeros lugares, bajó feamente el promedio cuando un profesor priista, de hueso colorado, lo comenzó a perjudicar.
“Yo me peleé varias veces con él, muchas veces, a mi segundo hijo cuando cursó el sexto grado le tocó él también, yo inmediatamente lo saqué, hablé con el director y él me dice no, no lo saques, ya es su último año y que termine, aquí han estado tus hijos. No, le dije, es que no me voy a seguir peleando con Chayo, porque ahora sí me lo voy a cachetear, le hace algo a mi hijo y me lo voy a cachetear, porque una cosa es la política, pero él es un maestro, él se debe a los niños y él está metiendo la política con la educación y eso no se vale, y yo me peleé mucho con él”, recordó.
La “chispa” del PAN
René Munro Palacio resaltó que “la chispa del PAN” en Puerto Peñasco prendió cuando en 1970 nombraron a un candidato del PRI que tenía muy mala reputación. “El PAN todavía no tenía efervescencia, ni fuerza, ni muchos simpatizantes, pero fue tal la inconformidad cuando el partido oficial nombró aquí en Puerto Peñasco, y también en la gubernatura, que así fue como comenzó realmente el partido aquí”.
Candidato en 1982, recuerda que su hermano Ernesto le dio la fortaleza que le animó a entrarle, pues su papá había pertenecido al partido oficial durante muchos años y había tenido algunos puestos en el gobierno, pero él ya estaba harto de las injusticias e incongruencias del tricolor, como trabajador de la CFE lo obligaron a pertenecer a la CTM de Fidel Velázquez y no estaba de acuerdo con las imposiciones.
“Era difícil para mí decidirme a participar en otro partido sin tomar en cuenta a mi papá, ni pedirle siquiera una opinión, me decidí y ni le dije, todos mis hermanos se asustaron, pero la mayoría me dijeron sí, aunque me decían que a ver cómo nos iba, en la que me había metido, Ernesto fue quien me apoyó y me decidí a entrar”.
Sobre la revuelta del 91 destacó la caminata que en forma pacífica realizaron hacia el Palacio Municipal, en la que incluso una compañera entregó un ramo de flores a los soldados; se tenía programado parar el tren de forma pacífica como protesta por el fraude, pero se descontroló cuando comenzaron a llegar los infiltrados, “gente que no era de Peñasco, los trajeron de Sonorita, Nogales y Río Colorado e hicieron un desbarate de destrozos y a los panistas nos culparon sin tener culpa, a los compañeros que agarraron los torturaron, eso también le costó tres años de exilio a mi familia, se giraron 83 órdenes de aprehensión para puros panistas con vigencia de tres años”, lamentó.
Amor, doctrina, sangre y espada
José Rubén Arroyo Yáñez es miembro activo desde 1980 cuando tuvo edad para votar y nos compartió que fue gracias a la ideología del fundador Manuel Gómez Morin que decidió ser militante y a la fecha sigue en la tarea por consolidar su doctrina e ideales. Recuerda la lucha de aquellos tiempos en la que “todos los aquí presentes y los panistas de Puerto Peñasco lo hicimos con amor y por amor al Partido, fuimos incansables y todas las candidaturas las ganamos por la buena, pero era la época en que no había padrones electorales, ni listas nominales, ni credencial con fotografía, ahí nos retacaban de votos a morir y todo el tiempo terminábamos perdiendo porque hacían fraude”.
Con emoción recordó también que todos los panistas, sin excepción, lucharon con sus fuerzas, sus medios económicos y vehículos, “la última lucha a sangre y espada fue la del 91, porque esa candidatura de Neto (Munro Palacio) se ganó y de ahí a la siguiente elección ya fue con credencial con fotografía. Fue hasta 1997 que nos reconocieron el triunfo de Memo Flores”.
En ese robo del 91, agregó, él fue representante de casilla por parte del Partido y cuando vi el fraude mi primera protesta fue por escrito, me amenazaron que le parara o me mandaban a los soldados. “El PRI nos robó la elección a lo descarado, en el Palacio Municipal, en donde ahora es el archivo muerto, era la parte trasera de la comandancia y ahí tenían credenciales guardadas de gente que nunca la recogió, de personas que ya habían fallecido, de ahí sacaron las credenciales para rellenar las casillas”.
La gente es la que importa
El artista del grupo, Guillermo Munro Palacio, quien es escritor, pintor y fotógrafo de múltiples eventos del PAN, recordó con alegría el día que su hermano René le dijo que había decidido ser el candidato de Acción Nacional para la Presidencia Municipal y cómo fue que con su teléfono le llamó a su otro hermano Ernesto para comunicárselo.
Don Guillermo fue quien dejo testimonio en imágenes de cuando tomaron el tren, también fotografió mítines, campañas y participó en un periódico que se llamaba La Verdad.
“En aquellos tiempos todos estábamos cansados del gobierno de Díaz Ordaz, Luis Echeverría, López Portillo, estábamos desesperados, ansiosos y hastiados, por ello nos dedicamos a la lucha que comenzó masivamente con René (Munro Palacio), todos los panistas, gente muy valiente contra el PRI y sus represalias”.
Tras recordar tan nostálgicos y buenos momentos, invitó a todos los panistas a pensar en México, particularmente a los jóvenes, a pensar siempre en la gente, “la gente es la que importa, la que interesa, no lo vean como un puesto, esto es para participar en el bienestar de la comunidad de cualquier parte del país donde vivan; nosotros hemos luchado aquí y aquí hemos logrado muchos cambios positivos con las alcaldías panistas”.
Sí sabemos gobernar
Fue un 6 de abril de 1982 cuando Manuel Ayala, orgullosamente, formó parte de Acción Nacional: “he participado de lleno sin fallar, tanto económicamente, física, mentalmente y de campo también, todo porque el PAN es quien puede dejar un mejor futuro a nuestros hijos y nietos, lo creo y trato de convencer a los demás”.
Don Manuel recordó con cariño que fue su esposa, hermanos y cuñados quienes lo alentaron a participar en la política, “yo nunca lo había pensado, inclusive tengo un problema de que me cuesta mucho hablar en público, pero en ese momento era muy necesario entrar, se prende uno por el fracaso creado por otros”, relató.
Colaboró también con la maquila del periódico La Verdad y recuerda que las reuniones de militantes las hacían en un local de otra compañera, “convivíamos como hermanos, de hecho, nos hemos identificado tanto que ya todos nos conocemos bien, hemos logrado coincidir en muchas cosas, aunque sí tuvimos nuestros jaloneos, estamos en el mismo camino pero a veces con diferentes ideas”.
Enseguida señaló sentirse muy orgulloso de su vida panista, “a mí me pegaron los soldados en la línea, nos perseguían, nosotros salíamos de casa y entregábamos dinero a mi suegra para que mis hijos subsistieran, por si algo; así éramos de entregados, con esa pasión y fuimos reconocidos a nivel Sonora, nos llegaron a pedir apoyo para que fuéramos apoyar a otro municipio al que le habían hecho fraude y cuando nos vieron llegar decían ahí vienen los de Peñasco”.