Algunas estampas de Carlos Castillo Peraza
Marzo 2023
Javier Brown César
El 6 de marzo de 1993 fue un día histórico para Acción Nacional. Después de una ruda competencia en sesión del Consejo Nacional, Carlos Castillo Peraza fue ungido como digno sucesor de Luis H. Álvarez. Quien lea estas líneas disculpará el tono anecdótico y personal de lo que relataré a continuación.
La gran metáfora
Carlos ganó en una última ronda de votación, cuando todo indicaba que Alfredo Ling Altamirano se alzaría con la victoria. En una intervención final, yendo abajo en los números, le dio la vuelta al marcador con un discurso vibrante, en el que habló de las ideas, de la doctrina, como el alma del Partido. En su brillante intervención contrapuso las estructuras, la maquinaria a la idea de raigambre Aristotélica, del alma como lo que da vida al Partido. Fue así que ganó, demostrando inusuales dotes oratorias y recursos retóricos abundantísimos, que ya habían tenido precedentes en sus participaciones en campaña y en sus extraordinarios artículos y ensayos.
El futuro del Partido y el Partido del futuro
Muy pronto, el nuevo Comité Ejecutivo Nacional emprendió un ejercicio inédito. La Secretaría de Estudios, a cargo de Luis Felipe Bravo Mena, se congregó con otras secretarías para llevar a cabo la planeación estratégica del CEN. Ahí estaban Bernardo Ávalos, su secretario de Comunicación, tal vez el primer titular con cartera que no era miembro activo; también el Pepe Grillo de Carlos, Luis Correa Mena, “el Gordo”; y “el Boy”, Jesús Ramón Rojo. Ahí Bernardo nos explicó, con elocuencia y profundidad, el significado de la misión, su origen: el envío; el misionero, el enviado.
La primera encuesta
Cuando llegué al Comité Ejecutivo Nacional, un 17 de septiembre de 1992, teníamos computadoras Printaform. El coloso cibernético tenía una ranura para discos de cinco pulgadas y un cuarto, en la que primero cargabas el programa y luego ponías otro disco con los archivos de trabajo. Con Carlos llegó Survey Master, un programa para procesar encuestas que era lo último en la materia. Un buen día, llegó la instrucción para que procesara la encuesta nacional sobre los 100 primeros días de la gestión de Carlos. Capturé los datos, generé los histogramas y gráficas, y me dirigí a la oficina de Bernardo Ávalos, por los rumbos de Mixcoac, para entregar los resultados.
La elección y la campaña de Diego Fernández de Cevallos
La Cuadragésima Convención Nacional tuvo como escenario el Palacio de los Deportes, los días 20 y 21 de noviembre de 1993. Todo el CEN se desplegó para apoyar en el evento y ahí estábamos quienes trabajábamos en la Secretaría de Estudios. El día memorable fue el del discurso de Carlos: la Fuerza de la Democracia. Lleno de artificios retóricos, de elegantes giros, de anáforas puntuales, Carlos entregó una sublime pieza de oratoria que conmovió a multitudes. Electo Diego, la Secretaría de Estudios se abocó a apoyar en la campaña. Me encomendaron la elaboración de un cuadro comparativo con las propuestas de las plataformas de todos los partidos, así como fichas técnicas para la campaña sobre temas específicos como migración o derechos humanos. Para el debate hurgamos archivos, en tiempos en los que no había Internet, en búsqueda de documentos que apoyaran al que demostró ser un brillante debatiente y un excelso polemista.
El Día D se desplegó un impresionante operativo logístico en todo el país y un despliegue inusual de capacidad institucional. En lo que hoy son las oficinas del CEN, había un vasto estacionamiento con una sola construcción de concreto, donde estaba la Tesorería. El día de la elección, Bernardo Ávalos y su Secretaría desplegaron una impresionante estructura de módulos y en la casa de concreto se concentró un equipo para, utilizando Survey Master, procesar las actas y conocer los resultados. Fui parte del equipo de capturistas y analistas en lo que seguramente fue el primer conteo rápido en la historia del PAN con un gran despliegue de recursos y tecnología.
La primera capacitación para los municipios
Con Carlos comenzó la conquista del municipio. En las oficinas de la Secretaría de Estudios del CEN, en Barranca del Muerto 23, Abel Vicencio Tovar trabajaba en la planta alta con su secretaria Lourdes, a cargo de la coordinación de nuestras autoridades en las alcaldías. Conforme pasaban las elecciones, los Folders que tenían los directorios de autoridades crecían de forma acelerada, principalmente y de forma natural, el listado de regidoras y regidores. Había comenzado la conquista de la presidencia desde el municipio. El número 1943 de La Nación daba cuenta de los brillantes éxitos electorales.
Un día llegó la instrucción: hay que investigar a fondo el municipio, su gobierno y finanzas, su integración y funcionamiento, en fin, su esencia, su naturaleza, o como diría un Carlos entusiasmado: su quididad. Fue así que viajé, junto con el joven poblano Felipe González Camarena, a la ciudad de Mazatlán. Nuestra encomienda era estudiar los libros blancos de nuestro ex alcalde Humberto Rice y entregar un informe al CEN. Cumplimos la misión satisfactoriamente. Meses después, como resultado de la iniciativa de Carlos, se nos instruyó para llevar a cabo la primera capacitación estructurada. Acompañé a quienes trabajaban en la Secretaría de Gobierno y viajamos a Tuxtla Gutiérrez Claudia Comparán y Enrique Lepine, para de ahí desplazarnos a Tonalá para capacitar a Mario Alberto Villanueva y su equipo.
El primer código de ética
A finales de 1995, Juan Miguel Alcántara Soria, entonces diputado local por Guanajuato y coordinador de diputados locales, nos convocó a un reducido grupo de personas, entre las que estaban Rubén Fernández Aceves, para elaborar el primer Modelo de Desarrollo Parlamentario de Acción Nacional. Vivimos en la casa de Juan Miguel en Irapuato y nos desplazábamos diario al Congreso. Mi misión fue redactar el primer código de ética en la historia del PAN, el cual fue presentado en el encuentro de diputados locales que se llevó a cabo en Veracruz con la presencia de Margarita Zavala Gómez del Campo, Juan Miguel y Juan de Dios Castro Lozano.
El grupo de samuráis
En marzo de 1996 fue electo como presidente del CEN Felipe Calderón. Felipe le encomendó a Carlos los trabajos de la proyección de principios de doctrina. Carlos se apoyó en Federico Ling bajo la consigna de reunir a un grupo selecto de samuráis para llevar a cabo los trabajos. En 1997 llegó Internet y la llamada de Federico para que trabajara con él como Secretario Técnico. Al final, el grupo se integró por Federico, Bernardo Ávalos Casillas, Luis Morfín López “el Gordo”, quien esto escribe y Carlos. Pero esa es una historia que ya se ha narrado en otro libro.