¿El principio del fin de la pandemia?

Diciembre 2020

Laura Vega

La Nación

Quizás se trata del principio del fin de la pandemia, pues Reino Unido ha dado una nueva esperanza en el camino al autorizar y aplicar la vacuna contra el COVID-19 de la empresa estadunidense Pfizer y BioNTech. Esto mientras en algunos países se viene la segunda ola de muertes, cierres de negocios y caída de la economía, o como en México que se ha mantenido una meseta con picos importantes después de fechas conmemorativas en el calendario.

En el mundo hay 1.5 millones de muertos por COVID-19, con un total de 65 millones de casos. Tan solo en Estados Unidos, el pasado 2 de diciembre, se registraron en un día 3 mil muertes, mientras que en México casi 900 fallecimientos, lo que podría ocasionar uno de los inviernos más duros y fríos de los que se tiene registro en décadas.

Hace un año que inició la pandemia en Wuhan, China, en países de Latinoamérica parecía lejano el virus. Muchas de las naciones, como México, no tomaron las medidas de contención, desde filtros sanitarios en aeropuertos o cierre de fronteras, simplemente se esperaron a ver la magnitud hasta que el sistema de salud quedó rebasado.

Italia fue uno de los primeros países en decretar el confinamiento el 9 de marzo de 2020, que en ese momento era el país más afectado con 7 mil contagios y 460 muertes. Las noticias de adultos mayores muriendo en sus domicilios, asilos, calles vacías, personas corriendo en la calle detenidas por la policía aterrorizaba a América Latina, que veía como espectadora únicamente. Así, día con día, reportes del viejo continente arrojaban 600 a 700 muertos diariamente.

Otras imágenes desoladoras fueron las de Guayaquil, Ecuador, de personas enfermas muriendo en las calles, quemando cadáveres de quienes morían en sus domicilios o abandonando ataúdes, y que de nueva cuenta mostraban la ineficacia de los sistemas de salud pública, así como de los servicios funerarios.

Desde ese momento, la vida de todos los habitantes del mundo había cambiado. Francia, España, Reino Unido, Rusia y América Latina comenzaron a unirse. Se cerraron restaurantes, supermercados, solamente aceptaban una persona por familia, conciertos, obras de teatro, el E-commerce se fortalecía y la economía convencional quebraba.

Los negocios de barrio se iban a la deriva, mientras que el uso de nuevas tecnologías y herramientas se robustecía. Así pasaron dos meses y en mayo volvieron a reabrir algunos sectores en Europa. En España, el 21 de junio, se dio por terminada la cuarentena y el estado de alarma de 99 días, con lo que comenzaron a salir a parques, restaurantes con terrazas, donde cada mesa parecía una pequeña cápsula aislada del resto de la humanidad.

El uso de cubrebocas se convirtió en un accesorio más de vestir, tanto que diseñadores como Jean-Paul Gaultier, Jonathan Simkhai, Susana Espiauba y Vanessa Guckel, entre muchos otros, lo convirtieron en una prenda de alta costura. En contraste, en países en vías de desarrollo como México, el gobierno denostó su funcionalidad para contener el virus, a pesar de las múltiples recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Incluso la misma OMS, a principios de diciembre, actualizó sus pautas sobre el uso de mascarillas y recomendó que las personas de 12 años o más, que viven en áreas de propagación, la usen en interiores o exteriores, en donde no es posible una distancia física de al menos un metro.

 

La segunda ola

Desafortunadamente la ola de coronavirus no fue contenida del todo y Europa volvió al confinamiento. Francia, a partir de noviembre, entró en una nueva cuarentena de un mes, pues ya registraba a finales de octubre 47 mil 637 nuevos contagios y 250 nuevos fallecimientos, dando un total de 36 mil muertes desde el inicio de la pandemia.

Siguieron el ejemplo otras naciones como Portugal que aplicó nuevas restricciones, en Grecia confinamientos regionales y cierre de algunos aeropuertos, Alemania cierre de restaurantes, bares, gimnasios y centros de ocio, quedando abiertas escuelas y trabajos, y prohibidas las fiestas privadas, a diferencia de México donde los niños no regresarán a las escuelas en enero de 2021, los trabajos han permanecido abiertos, algunos realizando home office y otros presenciales, y las fiestas privadas han continuado.

Países de América Latina permanecen como espectadores de un segundo confinamiento, presidentes como Trump o López Obrador se niegan a cerrar de nuevo la economía porque la caída sería estrepitosa, y juegan electoralmente con los números: uno, para una reelección que no logró al ser derrotado por Joe Biden, y el otro, por las elecciones de 2021.

 

La vacuna

Las primeras vacunas deberán ser transportadas desde Pfizer en Bélgica a Reino Unido, lo que pondrá a prueba el transporte y distribución de la fórmula que debe conservarse a -70 grados centígrados, pero una vez que sale de los congeladores se puede conservar durante 5 días en neveras clásicas de 2 y 8 grados centígrados.

Pero lo cierto es que se avecina una nueva crisis en la distribución de la vacuna a toda la población, en donde muchos países deberán priorizar a trabajadores del sistema de salud, adultos mayores y niños.

Ante este gran reto, los gobiernos deberán ser cuidadosos y transparentes en el manejo de las dosis, distribuirlas a personal de salud en un inicio y después establecer mecanismos para que los más vulnerables tengan acceso, porque una gran lección que ha dejado este virus en el mundo es que a los países pobres o en vías de desarrollo los ha atacado con mayor fuerza, así como a los gobiernos con presidentes populistas y demagogos que no han aplicado medidas a tiempo también.