El momento de las mujeres en la política mexicana
Marzo 2024
Karla Fiesco García
Las mujeres de hoy hacemos del presente nuestro aliado, porque se lo debemos a quienes nos anteceden y vieron sus decisiones limitadas por una sociedad que se resistía a abrirnos paso. Sin embargo, estamos determinadas a defender las causas justas empezando por la nuestra, tenemos la voluntad y principalmente la capacidad de desarrollarnos en cada ámbito y, además, destacar en cada uno de estos donde vamos reduciendo la brecha de desigualdad.
Si bien los alcances de la lucha de las mujeres por conquistar sus derechos políticos y sociales han sido globales, la intensidad de ellos depende del punto geográfico donde nos situemos. En el contexto mexicano, la realidad nos señala que aún queda mucho camino por recorrer, pues a pesar de que las mujeres constituyen el 52 por ciento de la población, en cualquier región del país se siguen presentando los mayores índices de desigualdad; un claro ejemplo lo vemos en la pobreza, uno de los índices de desigualdad más persistentes y profundos de la sociedad mexicana y donde son afectadas alrededor de 46.8 millones de personas, de las cuales 24.6 millones son mujeres, lo que representa el 52.6 por ciento del total nacional.
Para tener un contexto más amplio sobre esta situación, citamos el más reciente Informe del Índice de Desarrollo Humano (2022), el cual, al ajustarse con el eje de igualdad de género, nos arroja que México ocupa el puesto número 95 de 189 países, con un valor de 0.658, lo que indica que las mujeres tienen un acceso muy limitado a la educación, la salud, el ingreso monetario y la participación política en comparación con la población masculina.
Estos datos nos dan un claro diagnóstico del panorama que padecen las mujeres mexicanas y de los retos a los que se enfrentan día con día. En este contexto y con la oportunidad que se nos presenta actualmente, en donde existe una altísima probabilidad de que México tenga a su primer representante femenina, el reconocimiento de las mujeres en la política mexicana juega un papel de mucha relevancia, pues nos recuerda que a pesar de dar pasos lentos hacia la equidad de género, nos encontramos en la ruta correcta, es por eso que no debemos desistir, no dar pasos hacia el pasado y comenzar reconociendo la importancia de nuestra participación en este ámbito, que además, hace de la política una ciencia más humana, más justa, más sensible, cuestiones necesarias cuando de servir a la sociedad se trata.
Sobre esta misma línea, hay que tener presente lo trascendental de las figuras políticas femeninas en todos los órdenes de gobierno y la influencia que éstas tienen sobre las mujeres de cada demarcación. De acuerdo con la ONU, las mujeres aportan a la política puntos de vista, aptitudes y perspectivas diversas que ayudan a conformar un panorama completo de la política en los diferentes niveles. Asimismo, representan una oportunidad para establecer enfoques de género en todos los aspectos del gobierno, especialmente en la elaboración de los presupuestos y la introducción de nuevas legislaciones y cambios a las leyes vigentes para reducir brechas en las diferentes esferas de participación.
Vale la pena recordar que a través de los municipios es donde se experimentan todos los puntos que ya retomamos, pero de una manera más próxima y latente, y las acciones que se tomen tendrán un impacto muy relevante para mejorar o limitar las condiciones de vida de las mujeres de cada localidad, quienes gobernamos municipios tenemos la responsabilidad de generar condiciones de vida igualitarias, equitativas, en donde la perspectiva de género sea la esencia de nuestros planes de gobierno, porque es desde nuestras administraciones que las mujeres hoy encuentran el respaldo y el impulso para tener una mejor calidad de vida y un futuro de auténticas oportunidades.
También creemos necesarias la promoción y elaboración de herramientas que sean efectivas para cada comunidad, las cuales aseguren a las mujeres igualdad de derechos, recursos económicos, participación, acceso a los servicios de primera necesidad, etcétera, entendiendo que desde los municipios nos apoyamos de las formas de vida de las mujeres, así como sus procesos de coyuntura, con lo cual podemos formular acciones de verdadero impacto y permanencia para ellas y sus comunidades. Quienes gobernamos hoy debemos conocer las necesidades de cada rincón, de cada mujer, hacer de ellas una prioridad en nuestra agenda diaria, escuchar como ejercicio primordial y empoderarlas económica, laboral y emocionalmente.