Observaciones numéricas de las elecciones en Veracruz y Durango por clases sociales
Junio 2025
Salomón Guzmán

El comportamiento electoral en Veracruz por clase social
En un contexto de alta desigualdad social, las clases más vulnerables participaron más, votaron mayoritariamente por Morena y concentran el mayor acceso a programas sociales. Morena ha transformado los programas sociales en instrumentos de poder electoral en Veracruz.
Contrario a lo que predice la teoría clásica, que las clases educadas y con mayor capital cívico tienden a participar más, en Veracruz se observó una lógica inversa. La correlación es clara: a mayor proporción de beneficiarios, mayor participación electoral. Morena obtuvo la mayor votación en todos los grupos sociales, tanto urbanos como rurales, tanto altos como bajos. Sin embargo, su dominio es más marcado allí donde hay mayor cobertura social y mayor participación, especialmente en la clase baja rural, en donde obtuvo 241,455 votos, el 27.3 por ciento de ese segmento.
Movimiento Ciudadano (MC) emerge como la alternativa opositora real, especialmente en sectores urbanos y medios, en donde logró 139,879 votos en clase media urbana y 122,302 en clase alta urbana. Este partido recoge el voto de los sectores menos dependientes del Estado y más críticos del oficialismo, lo que refuerza su identidad como oposición progresista o liberal-moderada. Por el contrario, PAN y PRI, aunque aún suman más de 700 mil votos combinados, no lograron ganar en ningún segmento. Incluso en sus bastiones tradicionales (clases altas urbanas).
El comportamiento electoral en Durango por clase social
La Tabla 2 revela que los sectores urbanos más pobres (clase baja urbana) tienen baja participación y baja cobertura social, lo que los convierte en un segmento políticamente excluido y olvidado. En contraste, las clases altas rurales, más organizadas, con redes clientelares tradicionales, son las que más votan. Aunque la clase baja rural, en donde Morena obtuvo más votos, tiene alta cobertura y participación aceptable, no ocurre lo mismo en la clase media urbana, que siendo la de mayor cobertura social (28 por ciento) muestra una participación relativamente baja (41 por ciento), y donde el PRI superó a Morena.
El PRI, contra toda expectativa nacional, logró sostenerse como fuerza dominante en dos segmentos clave: la clase alta rural (49,662 votos) y la clase media urbana (50,656 votos). Esto refleja su persistencia como operador local, especialmente en regiones donde las redes clientelares y el capital simbólico del “partido que gestiona” aún perviven. Sin embargo, esta victoria no debe confundirse con una renovación ideológica: el PRI sigue ganando por inercia organizativa, no por entusiasmo popular.
Por su parte, Morena, a pesar de ganar en segmentos como la clase baja rural (34,232 votos) y la media rural (20,424 votos), su presencia está limitada a zonas donde los programas sociales aún tienen impacto tangible. Movimiento Ciudadano (MC), que se impone en la clase baja urbana (14,162 votos), un segmento tradicionalmente marginalizado, con baja participación (33 por ciento) y baja cobertura de programas sociales (8 por ciento). Este resultado es políticamente disruptivo. Muestra que existe un voto popular crítico y no dependiente del Estado, que opta por una tercera vía electoral, más ciudadana que clientelar.
