Nanotecnología
Agosto 2025
Gerardo de la Cruz Alegría

Los avances tecnológicos más relevantes de nuestra época no se limitan a la inteligencia artificial. Existen otras ramas que buscan transformar profundamente a la sociedad, entre ellas está la nanotecnología, ciencia que estudia y manipula la materia a escala atómica y molecular.
Esta disciplina resulta fascinante tanto por sus aplicaciones prácticas como por el comportamiento singular de los materiales en esa escala: un elemento frágil en su estado natural puede volverse extremadamente resistente, otros adquieren propiedades eléctricas superiores a los conductores tradicionales, incluso, cambian de color según la disposición de sus átomos.
La nanotecnología es, en esencia, una aplicación práctica de la mecánica cuántica y combina áreas como la física, química, biología e ingeniería para crear nanomateriales y nanodispositivos con propiedades que no existen en tamaños macroscópicos.
Aplicaciones actuales y futuras
Algunos ejemplos de estos avances son los nanotubos de carbono y grafeno que se emplean para fabricar microchips; paneles solares con mayor eficiencia; baterías de mayor capacidad; en medicina permite tener diagnósticos tempranos y tratamientos específicos cómo atacar células específicas como las del cáncer, sin dañar las células sanas; se pueden emplear para purificar el agua; nano catalizadores para mejorar la eficiencia de las reacciones químicas; tejidos inteligentes que repelen manchas; materiales más resistentes para cascos y ropa deportiva; mejora la eficacia de las cremas y productos de cuidado personal e inclusive para realizar cirugías comandados desde el exterior del cuerpo.
Cómo se fabrica la nanotecnología
Existen dos procesos para crear sistemas capaces de realizar diversas funciones. La primera es top-down o descendente, en el que a partir de sistemas o elementos más grandes se van obteniendo partículas más pequeñas, desagregando las que no se necesitan, para realizar esto existen diversas técnicas: molienda, ataque, corte, pulido, litografía, pulido, etcétera.
Y la segunda es bottom-up o ascendente, en donde se van construyendo nanoestructuras a partir de átomos y moléculas. Existen máquinas para manipular, observar y fabricar nanomateriales y nanopartículas, ya que no se pueden detectar con un microscopio convencional. Por ejemplo, el Microscopio de Fuerza Atómica, que usa una punta fina para palpar la superficie y detectar fuerzas atómicas, permite también, mover y organizar nanopartículas de manera controlada.
En la actualidad ya incluimos en nuestra vida diaria a la nanotecnología como en los microchips, los repelentes de agua, componentes en televisores, entre otros. El camino aún es largo y su desarrollo está siendo impulsado por gobiernos y entidades privadas, pero surgen algunas dudas al respecto.
Oportunidades y dilemas
Si bien puede ser un aliciente para mejorar nuestra vida en salud y en seguridad, etcétera. También existen cuestiones que nos debemos hacer como la toxicidad de algunos componentes, el tipo de pruebas en las que se trabaja y su ética tanto para el desarrollo como para las aplicaciones. ¿Las regulaciones serán suficientes?, ¿ayudará a reducir la brecha de salud entre las clases? o incrustará una nueva brecha nanotecnológica a la que sólo unos cuántos tendrán acceso. Como todo desarrollo, la implementación de este tipo de tecnología puede hacer prescindibles muchos trabajos y al mismo tiempo generar otros. En materia armamentista puede ser un peligro para someter a los países menos desarrollados o para fomentar la justicia.
El reto ético
La nanotecnología es uno de los grandes avances de nuestro siglo. Sin embargo, su desarrollo debe ir acompañado de políticas inclusivas, cooperación internacional y estrategias éticas que garanticen que los beneficios alcancen a todos. Sólo así dejará de ser una amenaza potencial y se convertirá en una herramienta para mejorar la vida de la humanidad, reducir brechas y construir un futuro más solidario y justo.