El Internet de las cosas
Enero 2025
Gerardo de la Cruz Alegría

La cuarta revolución industrial se caracteriza por un boom de tecnologías que se adaptan a nuestro uso habitual, cada vez más presentes, al punto de difuminar la línea entre lo físico y lo digital.
En este sentido, ha cobrado mucha fuerza el término “internet de las cosas” o “IoT” (Internet of Things), que ha ayudado a difuminar esta línea con el objetivo de mejorar la vida diaria de las personas con objetos comunes, pero “inteligentes”. Ejemplos de esto incluyen cerraduras, electrodomésticos, juguetes, instrumentos de salud, sistemas de riego, rastreadores y hasta collares para mascotas.
Según Internet Society, el “IoT” se refiere a escenarios en los que la conectividad de red y la capacidad de cómputo se extienden a objetos, sensores, y artículos de uso diario que habitualmente no se consideran computadoras, permitiendo que estos dispositivos generen, intercambien y consuman datos con una mínima intervención humana, es decir, todos los dispositivos que te ayudan a diario y que están conectados a internet.
Las aplicaciones del “IoT” pueden ser tantas que es muy probable que aún ni nos pasen por la cabeza muchas de ellas, pero hay otras que ya existen y que ya forman parte de la vida de una gran cantidad de personas. A los asistentes virtuales que incorporan un altavoz les puedes pedir, con un simple comando de voz, las principales noticias, reproducir tu música favorita o inclusive puedes pedirle que prenda la luz de un cuarto en específico.
Otro ejemplo son los relojes y, ahora también, anillos inteligentes, que pueden monitorear tus signos vitales y analizar la información de cuánto ejercicio has hecho y cuántas calorías has quemado, darte consejos de salud, así como detectar caídas graves y llamar a los números de emergencia y a tus familiares para alertarlo.
El “IoT” también se puede encontrar en los automóviles, pues ya es básico en estos tiempos enlazar tu celular al sistema de infoentretenimiento para poner música o visualizar el GPS para saber cuál es la ruta más rápida a tu destino. También existen algunos que ya se conectan por si solos a una red inalámbrica, sin necesidad de tu celular, como el caso de los coches de Tesla, que inclusive cuentan con un sistema de conducción autónoma.
Uno de los últimos avances es la creación de lentes de realidad aumentada, con los que puedes sumergirte a un mundo totalmente digital o híbrido entre lo físico y lo digital. Un gran ejemplo son las gafas Visión Pro de Apple, que son prácticamente una computadora que puedes manejar con gestos, sin necesidad de un mouse o un teclado físico.
El uso de estas herramientas es un gran salto que posiblemente se difumina por el número de avances que dan a luz año tras año, pero sin duda es un verdadero parteaguas en la forma en la que vivimos, ya que eficienta operaciones, mejora la calidad de vida, reduce costos y materiales, se personalizan los servicios y también contribuye a la mejora en la toma de decisiones, como el caso de las ciudades inteligentes con aplicaciones prácticas de red para disminuir el tráfico, la seguridad y el consumo de energía.
Con esto, se puede impulsar el crecimiento económico al crear nuevos empleos como el mantenimiento de dispositivos y el análisis de datos, pero también puede desplazar otros, creando una necesidad por adquirir nuevas habilidades digitales. Asimismo, puede reducir o aumentar las brechas sociales al mejorar el acceso a servicios de salud y educación, siempre y cuando se cuide no limitar el acceso a algunos grupos socioeconómicos, como lo es el acceso a internet.
En la sociedad, el “IoT” también siembra algunas preocupaciones como la dependencia y la privacidad, pero para esto se pueden generar políticas para su buen uso, como la creación de leyes que garanticen la protección de datos y la privacidad de los usuarios, para que la información personal generada no pueda ser mal utilizada o vendida a terceros, así como establecer estándares de seguridad y protocolos para incidentes.
Además de la regulación de la interoperabilidad, es decir que los productos de diferentes fabricantes puedan ser abiertos o “compatibles” para facilitar un sistema que tenga más conectividad, no dejemos de lado que los avances deben basarse en la ética y respetar los derechos humanos y la equidad, lo que también se puede legislar con mecanismos de responsabilidad para los fabricantes y operadores.