Meméxico lindo y…

Junio 2024

Sergio Rodríguez Colín

La Nación

El 2 de junio marcó el inicio de un nuevo periodo en la historia de México, el cual tiene un rasgo distintivo: la soberbia de las mayorías. ¿A que nos referimos con esto? A que después del primer domingo de junio de 2024 y tras los resultados electorales, las decisiones que se tomen para bien o en contra de nuestro país están supeditadas al oficialismo morenista, sin dar oportunidad al pluralismo en el escenario político mexicano. Veamos algunos ejemplos.

Como parte del Plan C del aún presidente López Obrador comienzan una serie de reformas que atentan contra la democracia y la libertad de todas y todos los mexicanos, al tener el partido oficial mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a sólo dos senadores de tenerla en la Cámara alta.

La primera de ellas es la reforma al Poder Judicial que contempla entre otros puntos reducir de 11 a 9 a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, disminución del periodo de los magistrados de 15 a 12 años, elección de miembros del Poder Judicial por votación directa y la creación del Tribunal de Disciplina Judicial, entre otros.

En el ámbito electoral y continuando con la política obradorista, la próxima presidenta de México buscará cambios en la estructura del Instituto Nacional Electoral (INE) a través de la creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), el cual estará bajo la adscripción de la Secretaría de Gobernación.

Asimismo, se plantea la reducción legislativa en el Congreso de la Unión, para lo cual proponen la eliminación de 200 diputados plurinominales, así como la disminución de 128 a 64 senadores, eliminando a los de representación proporcional. Pero lo más grave de este tema es la pretendida ampliación de las facultades del Congreso en temas electorales, tratando con ello de legitimar la elección de Estado, tal y como sucedió con el proceso electoral de 2024.

Otra iniciativa que debe ocupar y preocupar a las y los mexicanos es la intención de reincorporar a los organismos constitucionales autónomos a la administración pública, así como darle facultades al Congreso de la Unión para extinguir o fusionar órganos autónomos, tal y como se intenta con la desaparición del INAI.

En otras palabras, México se enfrenta hoy día a uno de sus periodos más oscuros, pues en los próximos meses veremos la centralización del poder en una sola persona (¿o serán dos?), quienes no entienden que las mayorías no siempre tienen la razón y cuando éstas actúan por venganza los países democráticos viven sus épocas más estériles. De aprobarse estas reformas, sin duda, éste será el legado del segundo piso de la transformación.