El reto de las BRICS

Septiembre 2023

Julio Faesler Carlisle

La Nación

En 2001 cuatro países en desarrollo “no alineados” convinieron en asociarse para apoyar la realización de sus programas económicos y sociales. Inspirados en el concepto de solidaridad y conocidos por el acrónimo BRIC, se trataba de prestarse apoyos para, juntos, emprender caminos inexplorados hacia la meta de progreso en paz.

Había pasado la etapa más difícil y violenta del proceso de descolonización que de inmediato comenzó al terminar la Segunda Guerra Mundial.

En 1964 sesionó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) que convocó a todos los países, colonialistas, socialistas y colonizados, a trazar la ruta para superar con medidas específicas el atraso provocado por largos siglos de dominio colonial. Una de sus primeras decisiones fue crear el Sistema General de Preferencias arancelarias en favor de los productos de países en desarrollo. Se abría la época de agrupaciones regionales de países desarrollados como la Comunidad Europea o la Asociación Europea (1950), o después los G7 (1975) y el G20 (1990). Asimismo, se creó ALALC (1960), ALADI (1969) y MERCOSUR (1991)

Entre tales agrupaciones aparecería el antes mencionado BRIC, formado por Brasil, India, Rusia y China, que, formalizado en 2009, tuvo por objeto inicial apoyar sus programas de desarrollo. En 2010 se sumó Sudáfrica.

El primer paso de los BRICS fue de cooperación económica y aumento de sus intercambios comerciales y tecnológicos. La búsqueda de la paz y evitar nuevas violencias en un mundo convulso fue consustancial. Muchos observadores entienden que se trata de un nuevo bloque de naciones.

La XVI Cumbre BRICS se celebró el pasado 23 agosto en Johannesburgo, abarcando el 46 por ciento de la población y 36 por ciento del PIB mundial. Asistieron los jefes de dichos países, además de países invitados y observadores con notoria excepción de Vladimir Putin de Rusia. Esa reunión decidió ampliar la membrecía con seis países con peculiaridades muy diversas: Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopia y Argentina. Sus adhesiones surtirán efectos el primero de enero de 2024 tras su aprobación parlamentaria.

El nuevo BRICS reúne inmensos recursos humanos y naturales, y sus diversos enfoques sociopolíticos dificultarán unificarlos. Rusia e Irán son países problemáticos, uno por su invasión a su vecino ucraniano y el otro por su régimen talibán que igual agrede cruelmente a su población como a sus vecinos como Paquistán. México ni fue invitado ni solicitó adherirse al grupo que incluya a China, país con el que rivalizamos en el vasto mercado norteamericano.

Así, ampliado el bloque ahora llamado de “Economías Emergentes”, busca abrir un sistema financiero global distinto al occidental, encabezado por Estados Unidos, además de una moneda propia para obviar las instituciones financieras “capitalistas”. Este proyecto será por cierto más fácil para la India que ha avanzado hacia la digitalización de su moneda y ha promovido la bancarización de su inmensa población, la mayor del mundo.

La asociación BRICS inaugura una nueva fase de pragmatismo que anuncia un nuevo orden mundial. Aunque de izquierda, López Obrador ha confirmado la fusión de México al proyecto hegemónico norteamericano.

Las NNUU constituyen el referente y factor imprescindible para la pacificación y el progreso mundial, en donde el multilaterismo es el instrumento que detiene las imposiciones de los poderosos. Hay otros temas aún más urgentes que hay que solucionar.

El pasado martes 21 de septiembre, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, declaró que el mundo está fracturado por la guerra, el cambio climático y la desigualdad persistente. El llamado del jefe de las Naciones Unidas fue para tomar medidas frente a los grandes retos de la humanidad y a que presenten sus propias evaluaciones en el más global de los escenarios. No hay más tiempo que perder. “Nuestro mundo se está desquiciando. Las tensiones geopolíticas aumentan. Los retos globales crecen…y parecemos incapaces de unirnos para responder”.

Los problemas que atañen a los equilibrios internacionales están siendo decididos por los países que blanden una influencia determinante en los asuntos mundiales. México no está entre ellos. Esto no nos margina de sufrir las consecuencias.

De un grupo que no buscaba sino reforzar solidariamente sus particulares planes de desarrollo, ahora el BRICS pretendería cambiar al mundo entero. El PAN debe tener lista su respuesta.

 

Julio Faesler Carlisle es integrante del Consejo de Plumas Azules.

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