El legado municipalista de Acción Nacional

Junio 2015

Maricarmen Rizo

La Nación

Por Javier Brown César. Desde su fundación, el Partido Acción Nacional ha tenido una innegable vocación municipalista. Los Principios de Doctrina de 1939 postulaban que el municipio es la base de la estructura política nacional y que el gobierno municipal ha de ser autónomo, responsable y permanentemente, sujeto a la voluntad de los gobernados y a su vigilancia, y celosamente apartado de toda función o actividad que no sea la del municipio mismo. Con su primera administración en Quiroga,     Michoacán, el Partido puso en práctica una serie de políticas innovadoras que hoy día siguen siendo de gran relevancia para promover gobiernos abiertos, bien administrados y que diseñen y pongan en ejecución políticas públicas en beneficio de la población. Las funciones sustantivas de los municipios Independientemente del tamaño de la población, de la vocación del municipio y de su ubicación geográfica las autoridades de los ayuntamientos tienen que realizar ciertas funciones mínimas que son de la mayor importancia para un buen gobierno. La primera función es el proceso de planeación y evaluación, el cual es de vital importancia para diseñar políticas públicas que satisfagan necesidades sociales. Las funciones de administración y control constituyen la infraestructura mínima necesaria para una adecuada gestión del ayuntamiento. Los manuales de organización, políticas, procedimientos, catálogos de cuentas, diagramas de flujo y los diversos manuales para funciones como la identidad institucional, la protección civil y la inducción son herramientas fundamentales, que caracterizan a toda buena administración pública. Además, se deben desarrollar manuales y procesos para la adecuada gestión de los recursos humanos, las finanzas, los servicios públicos y el catastro. La toma de decisiones debe ser un proceso racional basado en información suficiente que permita determinar las acciones que son necesarias para alcanzar metas específicas. Este proceso se da en el ámbito interno de la gestión municipal y externo de las decisiones políticas en el cabildo. La comunicación es una función fundamental, porque gobernar es ante todo comunicar. La comunicación es un proceso sustantivo con el que la administración se pone en contacto con los actores políticos, económicos, sociales y culturales, a través de diversos medios. Cabe señalar que además de estas funciones de gestión hay funciones sustantivas del poder como son: vinculación con la sociedad, regulación y recaudación. El primer gobierno municipal Desde que Manuel Torres Serranía fue electo como alcalde de Quiroga, el 1 de diciembre de 1946, el Partido se ha caracterizado por gobiernos municipales innovadores que han impulsado políticas públicas de vanguardia. En Quiroga, Torres Serranía puso en práctica medidas destinadas a impulsar la transparencia, la rendición de cuentas y el manejo escrupuloso de los recursos públicos; reorganizó el registro civil, dotó al ayuntamiento del mobiliario adecuado para la realización de las labores administrativas; invirtió importantes recursos para limpiar las calles y dignificar espacios públicos como mercados y jardines, y fue pionero en materia de planeación del desarrollo municipal. Torres Serranía impulsó por vez primera un modelo de gestión que hoy se llama gobernanza y que en su tiempo fue absolutamente innovador, ya que se basaba en el contacto directo con la ciudadanía y en la atención de las demandas ciudadanas, a partir de la puesta en marcha del cabildo abierto y de la realización de reuniones semanales a las que podía acudir cualquier persona. Las mejores prácticas de las primeras administraciones panistas A lo largo de los años, La Nación ha documentado las mejores prácticas de las administraciones municipales panistas, las cuales se han caracterizado por la adecuada planeación del desarrollo para satisfacer necesidades colectivas, por la organización de la administración pública para prestar servicios de calidad, por la toma de decisiones basadas en un amplio consenso social y por el uso de diversos instrumentos y medios de comunicación para lograr una mayor articulación y participación de la comunidad. Las administraciones municipales panistas han optimizado recursos, consolidado la autoridad al servicio del bien común y puesto en marcha políticas de promoción cultural, educativa y social. A lo largo de su intensa experiencia en el ámbito del gobierno municipal, las autoridades emanadas del Partido han defendido la autonomía municipal contra toda interferencia de las autoridades estatales, interponiendo recursos jurídicos ante las instancias competentes. Se han caracterizado por el manejo escrupuloso de los recursos públicos y por dar a conocer a la ciudadanía todo lo relativo al ejercicio de los mismos, rindiendo cuentas periódicas de cada centavo gastado. En las décadas previas a la gran reforma del artículo 115 constitucional de 1983, los gobiernos municipales de Acción Nacional dejaron una profunda huella en lo que se refiere a buen gobierno y promoción del bien común: se caracterizaron por la mejora en la recaudación lograda a través de inventarios catastrales, ruptura de relaciones clientelares y de redes de extorsión, y mejoras en el cobro de impuestos con equidad, así como en el cobro de derechos; mantuvieron la disciplina fiscal y heredaron a sus sucesores administraciones financieramente solventes. Estos primeros gobiernos municipales desarrollaron eficaces medios de vinculación con la ciudadanía, así como novedosos instrumentos de participación como el cabildo abierto, los buzones municipales y los presupuestos participativos. También fueron pioneros en la introducción de mecanismos de democracia directa, a través de la formación de instancias de participación y mediante la elección abierta de diversas autoridades. Los alcaldes se rodearon de personal competente, con salarios dignos y para los que se diseñaba una oferta de capacitación que promovía su desarrollo, con lo que se constituyeron instancias de gobierno que atraían capital humano y talento. También invirtieron recursos importantes y contrataron personal técnico para tomar decisiones de política pública, con base en diagnósticos de la realidad municipal, con lo que instauraron un nuevo estilo de gobierno, cercano a las aspiraciones sociales y realizaron obras y servicios que respondían a las necesidades de la población. En lo relativo a obras públicas invirtieron cuantiosos recursos para recuperar los espacios públicos deteriorados por causa del olvido y la desidia de anteriores administraciones, construyeron nuevos espacios, y en algunos casos, nuevos palacios municipales y plazas públicas. Una de las apuestas fundamentales fue financiar servicios de la más alta calidad, haciendo uso de los más recientes desarrollos tecnológicos en materia de agua potable, drenaje, disposición de residuos y alumbrado público. También mejoraron las condiciones salariales de las policías para desincentivar prácticas de corrupción y se les equipó para luchar contra la inseguridad. Por último, dieron una alta prioridad a las políticas públicas en educación y salud, creando escuelas, hospicios y hospitales, bajo modelos de asistencia social subsidiarios. El reto después de las elecciones de junio Como resultado del proceso electoral de este año, el Partido ganará en muchos municipios de la República. Estas victorias, logradas con estrategia y entrega, deberán ser el motivo principal para desarrollar gobiernos municipales fieles a la vocación doctrinaria y programática del Partido, con administraciones honestas, profesionales, transparentes e innovadoras. La fidelidad a los principios de doctrina y a las propuestas programáticas del Partido fue el sello distintivo de las primeras administraciones del PAN en los ayuntamientos y fue el pilar para ganar cada vez más espacios de poder. Este debe seguir siendo el sello distintivo de los gobiernos municipales. Una vez que las autoridades electas tomen posesión de sus cargos tendrán el reto de impulsar una agenda de gobierno congruente con la vocación municipalista del Partido, para construir, inclusive desde el municipio más pequeño, las condiciones para futuras victorias electorales y lograr que la ciudadanía tenga la convicción de que el bien común es una construcción colectiva, que hace que lo posible sea necesario.