El capricho de ser candidato: Samuel García

Noviembre 2023

Lilia Olivares

La Nación

Tristemente para quienes aquí vivimos, en Nuevo León, la democracia parece desaparecer ante la imponente sombra de un gobierno que por sus acciones cada vez más parece una dictadura. Samuel García ha demostrado ser un personaje cuyas tácticas de intimidación y presión han ido dejando a la oposición acorralada, desmantelando así los fundamentos de la política democrática y cerrando cualquier posibilidad de diálogo. ¿Sabrá acaso qué es el “hacer política”?

Es decepcionante que un gobernador quiera imponer su voluntad y caprichos personales sobre las decisiones que corresponden a otros poderes, atribuciones, además, expresamente escritas en la Constitución. Y es que en lugar de fomentar un diálogo respetuoso y constructivo nutriéndose de la oposición, Samuel ha optado por amedrentar e intimidar de manera constante y sistemática a diputadas y diputados que no son de su partido, buscando hacer una mayoría espuria en el Congreso local para imponer sus intereses personales. En resumen: busca convertirse en un personaje omnipotente.

Este comportamiento no sólo debilita la esencia misma de la democracia, sino que también perpetúa un sistema de gobierno que está lejos de representar los valores de participación y pluralidad.

El uso del aparato gubernamental para presionar a legisladores a renunciar es un acto lamentable de abuso de poder y que destapa la carencia de ética, capacidad y transparencia de su administración.

Además, el gobierno se ha lanzado en contra de negocios, legalmente establecidos, propiedad de diputados y sus familiares, a los cuales, utilizando las instituciones públicas como una herramienta de presión, busca forzar las renuncias de los diputados para colocar a sus aliados.

En lugar de abordar los problemas de seguridad, medio ambiente, movilidad y agua, el “gober” parece estar más interesado en consolidar su propio poder, incluso a expensas de la integridad del sistema político.

La situación ya arroja ejemplos extremos de cinismo, como lo que vivieron familiares de diputados y alcaldes de la oposición, a quienes, en medio de una crisis de agua, el gobernador decidió reducir la presión del suministro de agua sin considerar que en su mayoría son personas adultas mayores y sin justificante alguna. El acto, que parece más una rabieta que un acto propio del titular del Ejecutivo, no sólo demuestra una falta total de sentido humano y empatía hacia las necesidades básicas de la población, sino que también revela la prioridad del gobernador: proteger sus propios intereses a costa de la calidad de vida de la ciudadanía.

Lamentablemente, la invasión a la privacidad no se ha detenido, la colocación de rastreadores y dispositivos de espionaje en los celulares de las y los diputados revela un nivel de vigilancia que va más allá de la esfera política, ya que esta práctica no sólo vulnera la integridad personal de los diputados, sino que socava los cimientos de la democracia al anular cualquier vestigio de privacidad y autonomía.

El tejido de acoso y persecución política orquestado por el gobierno del estado en Nuevo León parece no tener fin, y cada nuevo capítulo revela la persistente violación a los derechos de los diputados del Congreso del estado, ya que a medida que ha ido avanzando el sexenio de Samuel se vislumbra claramente como la maquinaria gubernamental busca someter a la oposición, aunque sus argumentos sean cada vez más irrisorios.

Lamentable que en Nuevo León no tengamos un gobernador sino el intento de un dictador disfrazado de líder democrático, similar al que observamos en Palacio Nacional, ambos intolerantes al diálogo y a la crítica.

Porque si se piensa distinto a Samuel sólo hay descalificaciones y groserías, pues el templete se usa para denostar sin argumentos, como recientemente ocurrió contra la organización civil “Cómo Vamos Nuevo León”.

Y es que esta organización que aglutina a lo más destacado de la Sociedad Civil en el estado tuvo “el descaro” de evaluar el desempeño de este gobierno mediante mecanismos serios y que no son simples historias de Instagram, como Samuel está acostumbrado a “gobernar”. Ante estos criterios de evaluación la calificación, por cruel, refleja la situación real del estado.

La calificación global obtenida fue de 6.9, hecho que de inmediato indignó al gobernador instagramer, quien salió a señalar a la organización como reventadores.

Y si retrocedemos un poco más, llamó de “loquitos y loquitas” a activistas ambientales por oponerse a la construcción de un segundo piso en una de las arterias principales de la zona metropolitana de Monterrey, importando poco el medio ambiente y la viabilidad del proyecto.

Nuevo León vive sí un momento de gran dinamismo y atracción de inversiones, pero no nos dejemos engañar, pues no ha sido por los últimos dos años, sino por el pujante esfuerzo de todas y todos los nuevoleoneses que con su trabajo construyen día a día nuestro estado. En Samuel está la decisión de seguir creyéndose rey, o bien, de tener humildad, recapacitar, tomar conciencia de su papel en la democracia del estado y respetar la división de poderes dejando a un lado el hostigamiento a las y los diputados, y mejor enfocándose en cumplir su promesa con el estado.

 

Lilia Olivares es Diputada en el H. Congreso del Estado de Nuevo León LXXVI Legislatura.

La nación