Meméxico lindo y…

Abril 2023

Sergio Rodríguez Colín

La Nación

El 27 de marzo la irresponsabilidad del Gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, provocó la muerte de 40 migrantes centroamericanos y sudamericanos, y dejó al menos a 25 hospitalizados al incendiarse un centro de detención del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Sin embargo, lo anteriormente señalado no fue la máxima tragedia que vivió México en materia de migración, lo fue la actitud tomada por el presidente de la República, quien desde el pulpito presidencial desestimó el suceso al señalar como culpables a los migrantes detenidos y acusarlos de iniciar el fuego.

Por si no fueran poco las declaraciones hechas por el tabasqueño desde Palacio Nacional, al visitar la ciudad fronteriza el presidente fue recibido por migrantes y activistas que le exigían justicia para los fallecidos, a quienes, una vez más, menospreció al preguntar a una activista: “¿Te mandó Maru, mi amor?”.

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Estos eventos ponen de manifiesto el verdadero rostro de la mal llamada cuarta transformación, pues muestran, primero, a un gobierno insensible ante el dolor que día a día sufren los migrantes, a quienes se les maltrata, física y psicológicamente, por no tener las instalaciones adecuadas ni el personal capacitado para atenderlos.

Los migrantes retenidos en estos centros de detención han denunciado hacinamiento, sobrepoblación y condiciones infrahumanas. Es una realidad que las autoridades de migración mexicanas están más enfocadas en detener el paso de estas personas hacia Estados Unidos que en la protección de sus derechos humanos. No olvidemos que esta gente emigra por motivos económicos o de seguridad, y que no son delincuentes.

La otra cruda verdad que nos deja este evento es reafirmar el desprecio que López Obrador tiene por las mujeres, sobre todo, por aquellas que encabezan movimientos que ponen en evidencia las malas decisiones de su gobierno o que exigen justicia tras las tragedias ocurridas durante su administración.

La activista Cony Gutiérrez reveló además que el tabasqueño le palmeó la cara mientras la cuestionaba si la había enviado la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos: “El hecho de tocar mi cara muestra toda su actitud paternalista y machista. Es una falta de respeto tan grave como decir que la gobernadora me mandó”.

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