Ser protagonistas del cambio al interior del PAN

Junio 2024

Déborah Martínez

La Nación

El 2 de junio nos dejó un sinfín de aprendizajes. Sin duda, fue una elección sumamente compleja, además de inequitativa, no podemos no decirlo: una elección de Estado. Hay muchos temas sobre los cuales reflexionar, pero hoy me quiero centrar en la importancia de la participación de la juventud en las elecciones y el rumbo hacia el cual debe dirigirse nuestra institución para el futuro de la juventud mexicana, nuestro Partido y nuestro país.

De acuerdo con cifras oficiales del INE, los jóvenes representamos 25 millones de votantes, es decir, aproximadamente un cuarto por ciento del Padrón Nominal. En este proceso electoral pudimos constatar que el voto juvenil es determinante y puede definir el rumbo de una elección, pero a su vez es un sector poblacional difícil de conquistar y considerablemente apático en cuanto a participación electoral.

Si bien aún no contamos con los datos exactos del porcentaje de votación de los jóvenes, tenemos el dato de que en estas elecciones hubo menor porcentaje de votación que en el 2018. Contrario a lo que pensábamos, a pesar del enorme impacto de las redes sociales y el intento por conseguir votos a través de los distintos medios digitales de comunicación, esto no se tradujo en una mayor participación el pasado 2 junio.

Los resultados están a la luz, nuestro Partido enfrenta enormes retos para recobrar la confianza de millones de mexicanas y mexicanos que hoy decidieron por la continuidad de un proyecto –que a nuestro parecer— es regresivo. Pero nuestro análisis como partido debe ser mucho más profundo, no limitarse a criticar a quienes optaron por la opción política mayoritaria, sino entender el por qué, atender a las causas, orígenes de este sentido de rechazo o desinterés hacia nuestra opción política.

Las personas no cambian de posiciones, ideologías o pensamientos simplemente criticándoles su decisión, sino por el contrario, cuando nos limitamos únicamente a la crítica, reforzamos sus ideas y creamos una animadversión aún mayor.

Pero a todo esto, ¿cuál debe ser el papel de las y los jóvenes de Acción Nacional? Pues precisamente entre todos esos cambios de fondo que se han venido planteando en los últimos días dentro de nuestro Partido, los jóvenes panistas debemos ser protagonistas de ese cambio, desde el ejercicio personal de la política pasando por el Partido y finalmente en la renovación para bien de la vida pública de nuestro país.

Nos toca cautivar al sector joven de nuestro país con ideas, propuestas y proyectos frescos, atractivos e innovadores, que beneficien de manera directa, tangible, a la juventud mexicana, no superficialmente por medio de jingles en redes sociales. En estos años los jóvenes panistas debemos consolidarnos como nuevos líderes sólidos dentro de nuestro Partido, con amplia representación en los espacios de decisión de todo el país. Nuevas caras, nuevos perfiles, eso sí, la juventud no está peleada con la preparación y el trabajo, y eso tenemos que demostrarlo. Juntos, jóvenes y “adultos” —como suele decirse— tenemos que hacer equipo, como pares, y así posteriormente ser una oposición seria, propositiva, que construya un proyecto de nación sólido, integral, incluyente y atractivo para todas y todos los mexicanos.

 

P.D. Acción Juvenil debe ser aquello que ya concebía Jesús Hernández Díaz hace más de 70 años: “Nuestra organización debe ser agresiva y móvil, pero junto a la agresividad debe tener la preparación teórica, verdadera y madura”.

 

Déborah Martínez es Secretaria Nacional de Acción Juvenil.

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